El presidente francés, Nicolas Sarkozy, pronunciará un discurso muy esperado centrado en Europa que servirá entre otras cosas para evaluar en qué medida avanzan las negociaciones entre Francia y Alemania sobre la forma de atajar la crisis de deudas soberanas, marcadas por serias diferencias.
Sarkozy hablará esta tarde ante unas 5.000 personas reunidas en una sala de espectáculos de Tolón (sureste de Francia), la misma ciudad en la que en septiembre de 2008 marcó una inflexión en su mandato al denunciar las "derivas" del capitalismo a iniciar una movilización internacional entonces contra la crisis financiera.
Esta intervención pública es un jalón en el camino hacia la cumbre europea del próximo 9 de diciembre, antes de la cual Francia y Alemania se han comprometido a presentar a sus socios propuestas para responder a la situación crítica que vive la zona euro.
Aunque no se han filtrado muchos elementos de sus intenciones, en parte porque están condicionadas al difícil diálogo de los últimos días con la canciller alemana, Angela Merkel, la prensa francesa indicaba hoy, citando al Elíseo, que se pronunciará por una mayor integración europea con "más disciplina y más solidaridad" para ser "más fuerte frente a la globalización".
Una mayor integración que debe hacerse más por la vía intergubernamental que comunitaria, y que se traducirá en la definición de nuevas reglas de voto en el Consejo Europeo para que muchas decisiones puedan tomarse mediante una mayoría cualificada y no por consenso.
Una cuestión delicada para el presidente conservador francés es hasta qué punto asumirá las demandas alemanas para instaurar un control europeo de los presupuestos estatales mediante mecanismos automáticos y con la posibilidad de utilizar el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (UE).
Lo más probable es que su discurso, un día antes del que va a pronunciar mañana Merkel ante el Bundestag (Parlamento alemán), no entre mucho en el detalle de otros puntos que París querría imponer pero que son objeto de discordia con Berlín.