La soldado Lynndie England justificó las torturas en Abu Ghraib

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Autor: Cooperativa.cl

Remarcó que los presos iraquíes que aparecían vejados "eran los enemigos".

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Lynndie England, la soldado estadounidense cuyas imágenes torturando a presos iraquíes en la cárcel de Abu Ghraib en 2004 dieron la vuelta al mundo, justifica lo ocurrido en una entrevista al diario británico The Guardian, en la que asegura que fue consecuencia de estar en medio de una guerra.

"En las guerras pasa lo que pasa. Lo que ocurrió fue que se fotografió y salió a la luz. Mucha gente dice que si nos hubiéramos callado o los hubiéramos matado, no hubiera habido ningún problema", dice la soldado, que cumplió la mitad de los tres años de cárcel a los que fue condenada por las torturas en Abu Ghraib.

England tiene actualmente 26 años y vive en Fort Ashby (Virginia Occidental), la localidad en la que se crió y en la que reside en una caravana junto a sus padres y a su hijo de cuatro años, fruto de su relación con el oficial Charles Garner, el único de los siete militares procesados por las torturas que sigue en la cárcel.

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England -en la imagen, durante el juicio en 2005- cumplió la mitad de los tres años de cárcel a los que fue condenada (Foto: EFE)

"Eran los enemigos"Sin trabajo, mucho más gruesa que cuando estuvo en Irak y en tratamiento por depresión, relaciona las torturas con el ambiente general de la guerra: "no sé cómo describirlo. Eran los enemigos. No quiero decir que merecieran el trato que les dimos, pero...".

También se justifica a si misma, diciendo que entonces era "muy inocente y confiada" y se muestra muy orgullosa de no haber delatado a ningún compañero: "Nos condenaron a siete, pero créame, hubo muchos más en las fotos".

Recuerda que ella se resistía a aparecer en las fotos, pero que Graner, con quien ya mantenía una relación sentimental, le insistía: "era tan insistente. Me decía 'vamos, hazlo por mi, lo harías si me quisieras', y yo aceptaba y le decía que hiciera la maldita foto".

Hoy su principal preocupación es encontrar trabajo, algo que le resulta difícil porque muchas empresas no contratan a ex convictos, y su principal queja es que no puede acceder a una licencia de armas para cazar: "eso me cabrea y me enfurece".

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