En otra dramática escalada en Medio Oriente, Irán atacó este martes por la noche (la madrugada local) dos bases militares en Irak con tropas de Estados Unidos con más de una docena de misiles balísticos en represalia por el asesinato del poderoso general Qassem Soleimani.
Un portavoz del Pentágono, Jonathan Hoffman, afirmó en un comunicado que todavía no está claro si ha habido víctimas y precisó que el ataque se produjo contra las bases de Al Asad, ubicada al oeste de Bagdad, y Erbil, cerca a la frontera iraní.
"Está claro que estos misiles fueron lanzados desde Irán y dirigidos contra al menos dos bases militares iraquíes", agregó la nota y precisó que están trabajando en las evaluaciones iniciales de los daños.
Según el Pentágono, en esas bases permanecen tropas estadounidenses y de la coalición.
"Esas bases han estado en máxima alerta debido a las señales de que el régimen de iraní planeaba atacar nuestras fuerzas e intereses en la región", añadió la declaración.
La Guardia Revolucionaria informó en un comunicado de que ese bombardeo es un primer paso de su "dura venganza" por el asesinato de Soleimaní y advirtió a los países árabes aliados de EE.UU. contra permitir que ese país use sus territorios para atacar Irán.
La agencia local ISNA señaló citando a fuentes no identificadas que todos los centros subterráneos de misiles en Irán están en alerta para apuntar a "objetivos predeterminados".
Según otros medios oficiales iraníes, varios aviones estadounidenses de la base de Ain al Asad resultaron incendiados y el ataque habría causado también víctimas.
Trump evalúa la situación
La Casa Blanca, por su parte, confirmó que el presidente estadounidense, Donald Trump, fue informado del ataque y que se mantiene en contacto con su equipo de seguridad nacional.
"Estamos al tanto de los informes de ataques contra las instalaciones estadounidenses en Irak", señaló la secretaria de Prensa de la Casa Blanca, Stephanie Grisham, en su cuenta de Twitter.
El mandatario se reunió con los ministros de Estado, Mike Pompeo, y de Defensa, Mark Esper, a quienes se les sumó el general Mark Milley, jefe del Estado Mayor Conjunto.
En diciembre de 2018, Trump visitó junto a su esposa, Melania, la base aérea Al Asad, situada al oeste de Bagdad.
Horas antes de conocerse del ataque, el gobernante estadounidense había descartado que planee sacar próximamente a las tropas de Irak y retiró su amenaza de atacar objetivos culturales iraníes, al comprometerse a "obedecer las leyes" internacionales en ese sentido.
"En algún momento queremos salir (de Irak), pero este no es el momento adecuado", subrayó Trump, al añadir que esa retirada "sería lo peor que le puede pasar a Irak" porque ampliaría la "presencia" de Irán en el país.
Estados Unidos tiene entre 5.000 y 6.000 militares en Irak, según distintas estimaciones, y el asesinato el pasado 3 de enero del general iraní Qasem Soleimaní en una operación del país en Bagdad ha aumentado la presión en el país árabe a favor de una retirada de las tropas internacionales.