Las expectativas de un esperado acuerdo entre la comunidad internacional e Irán sobre su programa nuclear quedaron postergadas a una nueva ronda de negociaciones de este país con el grupo de países del G5+1, prevista para el próximo 20 de noviembre.
"Se han conseguido progresos concretos en tres días de intensas y constructivas conversaciones, pero persisten diferencias", declaró al término de las negociaciones la jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, que asume la dirección de estas charlas en nombre del grupo de países G5+1.
Este grupo integrado por los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU (EE.UU., Rusia, Gran Bretaña, Francia y China), más Alemania, negocia con Irán desde hace cinco años la forma de implementar controles a su programa nuclear para garantizar su propósito puramente pacífico.
Aunque las partes convinieron no dar detalles sobre los asuntos sobre la mesa, diversas fuentes apuntan a que está aún por resolver la forma y el grado de control de las actividades nucleares de Irán, a través de la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA), así como la interrupción del enriquecimiento de uranio.
No responderán ni a "amenazas" ni a "humillaciones"
Irán recibirá mañana a responsables de este organismo para acordar previsiblemente la ampliación de las inspecciones de sus instalaciones nucleares.
Al respecto se pronunció este domingo el presidente de Irán, Hasán Rohaní, quien advirtió de que su país "no responderá a amenazas, sanciones, humillaciones o discriminación" y que "no va a ceder en su derecho al enriquecimiento de uranio".
Su ministro de Asuntos Exteriores, Mohamed Javad Zarif -que encabeza la delegación iraní en las negociaciones- adoptaba ayer sábado un tono más conciliador y declaró estar "no decepcionado" ante la imposibilidad de acuerdo en las conversaciones en Ginebra.
"Es natural que cuando se empieza a entrar en los detalles haya diferencias y así lo esperábamos", señaló en su comparecencia ante la prensa junto con Asthon.
Kerry pidió paciencia
En la misma línea se expresaron tanto el secretario de Estado de EE.UU., John Kerry, quien pidió paciencia y recordó que "la diplomacia necesita tiempo"; como su homólogo ruso, Serguei Lavrov, que señaló que el tiempo pasado en Ginebra "no fue gastado en vano".
"Vinimos a Ginebra para cerrar diferencias y puedo decir sin exageración que no sólo lo hicimos, sino que logramos progresos significativos. No tengo duda, estamos más cerca (de un acuerdo)", subrayó Kerry.
El acuerdo está cerca
La comunidad internacional espera de Irán un compromiso claro de los fines pacíficos de su plan nuclear, con el que ha logrado hacerse con unas 19.000 centrifugadoras, unos 6.600 kilos de uranio enriquecido al 5 por ciento y otros 200 al 20 por ciento, nivel con capacidad misilística próximo al necesario para construir una bomba atómica.
Como contrapartida, Irán ansía un alivio de las sanciones a su sistema bancario y sector del petróleo por parte de la Unión Europea y EE.UU., un duro lastre para su economía.
Aunque nadie lo confirmó oficialmente, todo apunta a que el deseado acuerdo sobre estas cuestiones estuvo ayer muy cerca, pero quedó finalmente obstaculizado por la postura de Francia, que creía que el esbozo de acuerdo no neutralizaba lo suficiente la amenaza militar del dossier nuclear iraní.
Sin embargo, todas las partes involucradas en las negociaciones coincidieron en que en esta segunda ronda de conversaciones en Ginebra, que culminó la pasada madrugada tras tres días de frenética actividad diplomática, han sido muy detallada y se han conseguido muchos progresos.
La presencia simultánea estos días en Ginebra de los altos responsables de Exteriores de las seis potencias que negocian con Irán es, sin duda, señal de una nueva voluntad global para el acuerdo, alentada por la llegada al poder de Rohaní, que ha adoptado un nuevo tono con la comunidad internacional.