Japón instó hoy miércoles a Corea del Sur a respetar un pacto bilateral sobre las denominadas esclavas sexuales tras el cierre por parte de Seúl de una fundación destinada al apoyo de las surcoreanas afectadas y financiada por Tokio como parte del pacto.
"Las relaciones entre un país y otro no pueden existir a menos que cada uno cumpla sus promesas", dijo el primer ministro japonés, Shinzo Abe, en declaraciones a los medios recogidas por la agencia local de noticias Kyodo tras conocer la decisión.
El Ministerio surcoreano de Género e Igualdad anunció hoy que iniciará los procedimientos legales para desmantelar la Fundación para la Reconciliación y la Reparación, establecida en el marco del acuerdo que Tokio y la anterior Administración conservadora de Seúl firmaron en 2015 para cerrar al asunto, fuente frecuente de roces diplomáticos.
Abe subrayó que Japón ha cumplido con su parte del acuerdo (que incluyó la donación de 1.000 millones de yenes ó 7,78 millones de euros a la institución) e instó a Corea del Sur a comportarse "de forma responsable como miembro de la comunidad internacional".
El cierre del organismo, que llevaba tiempo inoperante ante el desencuentro diplomático entre ambos países, no incluye por el momento una propuesta sobre qué hacer con la donación, de la que casi la mitad del monto fue entregado a 34 de estas esclavas sexuales que aún viven y a familiares de otras 58 ya fallecidas.
El Ministerio de Asuntos Exteriores en Tokio convocó al embajador surcoreano en Japón, Lee Su-hoon, para elevar una protesta.
El acuerdo de 2015 estipulaba zanjar de forma "final e irreversible" el tema de las esclavas sexuales (a las que Japón se refiere con el eufemismo de "mujeres de confort") con la condición de que Tokio se disculpara por los abusos cometidos sobre la población durante su colonización de Corea y abonara la donación.
El presidente surcoreano, el liberal Moon Jae-in, decidió echar marcha atrás amparándose en el enfado de parte de la opinión pública y las asociaciones de víctimas, que vieron las disculpas insuficientes y denunciaron que no se las tuvo en cuenta a la hora de negociar.
Unas 200.000 niñas y adolescentes, la mayoría coreanas, fueron obligadas a prostituirse para las tropas imperiales japonesas principalmente en China y la península coreana, desde los años 30 del siglo XX hasta el final de la II Guerra Mundial en 1945