El papa Francisco expresó su preocupación por el posible reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel por parte de Estados Unidos, y pidió que se respete el estatus actual de esta ciudad.
"Mi pensamiento va a Jerusalén. No puedo callar mi profunda preocupación por la situación que se ha creado en los últimos días", expresó Francisco en el aula Pablo VI del Vaticano, en una declaración en la que no citó directamente el esperado anuncio de Donald Trump.
El pontífice hizo también un llamado para "se realicen todos los esfuerzos para respetar el 'status quo' de la ciudad, conforme a las pertinentes resoluciones de la Organización de las Naciones Unidas".
"Jerusalén es una ciudad única, sagrada para los hebreos, cristianos y musulmanes, que venera los lugares santos de las respectivas religiones y tiene una vocación especial para la paz", argumentó el líder católico, quien dijo orar "para que esta identidad sea preservada y reforzada para todo el beneficio de Tierra Santa, de Medio Oriente y del mundo entero.
A la vez, dijo esperar "que prevalezca la prudencia" y pidió "evitar que se añadan nuevos elementos de tensión en un panorama mundial ya marcado por tantos y crueles conflictos".
Conversación con Abás
Francisco no lo citó, pero se refería al anuncio de Trump de reconocer a Jerusalén como capital de Israel y su orden de trasladar allí la embajada, que ahora está en Tel Aviv, según adelantaron altos funcionarios de su Gobierno.
Aunque Israel considera a Jerusalén su capital, la soberanía del país sobre la parte oriental de la ciudad (Jerusalén Este) no está reconocida por gran parte de la comunidad internacional, y los palestinos quieren establecer allí la sede de su futuro Estado.
Al respecto, el portavoz del Vaticano, Greg Burke, confirmó a EFE que el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abás, llamó al papa sobre este asunto.
Burke explicó que la conversación fue iniciativa de Abás y que se enmarca en una serie de contactos que ha comenzado el presidente de la ANP después de su conversación con Trump, en la que le comunicó su intención de trasladar a Jerusalén la embajada estadounidense.