El primer ministro israelí, Ehud Olmert, condenó que los integrantes del comando palestino que el sábado cruzaron la frontera de Gaza por el paso de Kisufim para secuestrar a un soldado israelí se hicieran pasar por periodistas de televisión.
En opinión de Olmert, los cuatro miembros del comando "quisieron aprovechar la sensibilidad con que en este país observamos la labor periodística" para infiltrarse y capturar a un soldado, al cumplirse casi un año del secuestro de Guilad Shalit, en una operación similar y aún cautivo en Gaza.
También la Asociación de Prensa Extranjera en Israel y los territorios palestinos protestó contra el uso de un vehículo blindado con una insignia de televisión.
La condena de ese ataque, que pondrá en peligro la actividad legítima de los periodistas, fue seguida por un nuevo ataque de morteros de la Yihad Islámica, que asumió la responsabilidad por ese intento de la víspera.
La Yihad Islámica difundió un comunicado acerca de esa frustrada operación -en la que murió uno de los miembros del comando- y prometió continuar con este tipo de ataques para capturar a militares a fin de "liberar a nuestros hermanos prisioneros" en Israel.
Milicianos de esa organización islamista dispararon este mediodía tres proyectiles de mortero contra el puesto fronterizo de Erez, en el norte de la franja autónoma de Gaza, controlado por el Ejército, aunque sin consecuencias.
La semana pasada resultaron heridos cuatro soldados en un ataque similar, que se adjudicaron los islamistas de Hamas.
Los disparos contra los soldados en Erez -la frontera por la que entran a Gaza personalidades extranjeras, diplomáticos, funcionarios de organizaciones internacionales de asistencia a los palestinos, y representantes de la prensa- parece indicar un cambio de estrategia entre las facciones, que antes preferían disparar sus cohetes Al Kasam contra localidades vecinas del sur de Israel.
El ataque de morteros se registró mientras las milicias rivales de Hamas y de Al Fatah respetaban esta mañana una nueva tregua tras dos días de choques que anoche causaron tres muertos y 39 heridos entre ambos bandos, según fuentes médicas en la ciudad de Rafah.
Entre los heridos hay ocho en estado grave, y también varios niños, en el enfrentamiento más sangriento entre los bandos rivales desde que a mediados de mayo último pactaron una tregua después que 50 milicianos y civiles perdieron la vida por esos choques.
Representantes de Hamas y de Al Fatah, con la mediación de funcionarios egipcios, acordaron en la madrugada de este domingo un nuevo alto el fuego, y retirar a sus milicianos de las calles.
Según organizaciones palestinas de derechos humanos, desde que Hamas ganó las elecciones legislativas de enero del 2006, lo que permitió arrebatarle el Gobierno de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) a Al Fatah, en escaramuzas entre sus militantes murieron en Gaza y Cisjordania más de 600 palestinos.
Por su parte, la Fuerza Aérea israelí bombardeó esta madrugada instalaciones de la Yihad Islámica, destinadas al montaje de cohetes Al Kasam y morteros, según fuentes militares israelíes, y de las Brigadas de los Mártires de Al Aksa, afiliadas a Al Fatah.
Fuentes de esos dos movimientos dijeron a los periodistas que los bombardeos causaron daños materiales pero no víctimas. (EFE)