Al menos 30 personas murieron el viernes y otras 1.076 resultaron heridas por los disturbios en Egipto, informaron fuentes del Ministerio de Salud egipcio citadas por la televisión estatal.
Partidarios y detractores del depuesto presidente Mohamed Mursi se enfrentaron la víspera en distintas localidades del país, después de una jornada de manifestaciones.
Al menos cuatro de las muertes se registraron frente a la sede de la Guardia Republicana, donde los islamistas creen que está retenido Mursi, según la Fiscalía general, que ha designado a un forense para investigar el suceso.
Mientras, la calma volvió este sábado en los alrededores de la plaza Tahrir, donde la pasada jornada hubo disturbios que llevaron a las Fuerzas Armadas a desplegar los tanques.
En un comunicado difundido en las últimas horas, los Hermanos Musulmanes llamaron a seguir protestando en Egipto para reclamar la restitución de Mursi.
Los islamistas permanecen en la plaza de Rabea al Adauiya, en el este de El Cairo, para reivindicar la vuelta al orden constitucional y la cancelación de todas las decisiones tomadas tras el golpe de Estado perpetrado el miércoles pasado, 3 de julio, por el Ejército.
Asimismo, exigen la restauración de la Constitución, suspendida temporalmente por las Fuerzas Armadas, y el inicio de un diálogo para reformarla por consenso.
El nuevo presidente interino de Egipto, Adli Mansur, juró el jueves pasado su cargo y el viernes emitió su primera declaración constitucional para disolver la Cámara alta del Parlamento, dominada por los islamistas, de acuerdo al poder que se le ha otorgado.
Los Hermanos Musulmanes también pidieron que se castigue a los efectivos de las fuerzas del orden responsables del "asesinato de manifestantes, el arresto de líderes políticos y el cierre de canales de televisión por satélite".
Entre los últimos dirigentes de los Hermanos Musulmanes arrestados en los últimos días, destaca su "número dos", Jairat al Shater, que fue detenido por supuestamente haber incitado al asesinato de manifestantes.