Miles de personas salieron este sábado a la calle en Arara, en el norte de Israel, en protesta por las demoliciones de villas beduinas y los disturbios que el miércoles provocaron la muerte de un residente y un policía israelí, informaron medios locales.
Esta manifestación fue la más concurrida de todas las realizadas desde el incidente, que ha vuelto a tensar las relaciones entre el Estado y la minoría árabe que convocó una huelga nacional el pasado jueves.
Los disturbios estallaron en la localidad beduina de Um Al Hirán, cuando iba a ser evacuada, y el oficial Erez Levi murió atropellado por un profesor beduino, Yaqub Musa Abu al Qian, que también falleció abatido por disparos de los agentes.
La autopsia reveló que el conductor recibió un disparo en la pierna y pudo perder el control del coche, lo que rebate la tesis de ataque que sostuvo el Gobierno y la Policía en un primer momento.
Una semana antes de estas demoliciones, se derribaron diez casas en Qalansua, en el centro del país, que motivó otra huelga general de la minoría árabe.
Para este colectivo, los actuales derribos están vinculados al desmantelamiento, por orden judicial, de la colonia de Amoná, en los territorios ocupados de Cisjordania, ante el que el primer ministro israelí, Benjamín Netantayu, prometió aplicar la misma ley en otras partes del país.