Un cargamento 2.750 toneladas nitrato de amonio que llevaba seis años guardado en almacén del puerto de Beirut, sin las debidas "medidas preventivas", ha sido señalado por las autoridades como la causa de la explosión del martes en la capital del Líbano, que ha causado 137 muertos y 5.000 heridos.
En medio de las consecuencias han surgido reacciones en todo el mundo, de apoyo al país de Medio Oriente y de peticiones para investigar cómo llegó ocurrir; asimismo, aparece una historia de negligencias que hasta podrían llevar a pensarla, tal cual suele decirse, como una crónica de una tragedia anuncia: ¿cómo llegó el cargamento al puerto de Beirut?
El relato, según reconstruyó CNN, comienza en 2013, con un barco de propiedad rusa, pero de bandera moldava, el MV Rhosus: de acuerdo con el registro de su capitán Boris Prokoshev, el camino partió en Batumi, Georgia -país que reconoció la producción de esa carga de nitrato de amonio-, con destino a Mozambique.
En específico, el carguero era propiedad de la compañía Teto Shipping, cuyo dueño era Igor Grechushkin, un empresario de Khabarovsk (Rusia) que residía en Chipre.
En la ruta hacia el país africano fue que el carguero se detuvo en Grecia para repostar: en aquel momento el propietario del barco dijo a la tripulación, de marineros rusos y ucranianos, que se había quedado sin dinero, entre otras cosas, para poder pagar el paso por el Canal de Suez.
Ante ello, les agregó una parada: en el puerto de Beirut, para recoger una carga adicional que le ayudaría a cubrir los costos de viaje.
VIAJE DETENIDO EN EL PUERTO
Una vez en la capital libanesa, recordó la Unión de Marinos de Rusia -que representaba a los marineros rusos- a CNN, el MV Rhosus fue detenido por las autoridades portuarias locales debido a "violaciones graves en la operación de un buque", tarifas no pagadas al puerto y quejas presentadas por la tripulación. El viaje nunca se reanudó.
Correos electrónicos intercambiados por el capitán Prokoshev y un abogado de Beirut, Charbel Dagher, que representaba a la tripulación en el Líbano, el nitrato de amonio fue descargado en el puerto de Beirut en noviembre de 2014 y se almacenó en un hangar.
Allí se mantuvo por seis años, pese a las advertencia del director de Aduanas del Líbano, Badri Daher, sobre el "peligro extremo" que representaba la carga; en tanto, su predecesor, Chafic Merhi, pedía en 2016 a un juez que se ordenara la "reexportación las mercancías de inmediato para mantener la seguridad del puerto y de quienes trabajan en él".
De hecho, documentos públicos de la Justicia libanesa obtenidos por CNN -través de un activista local de derechos humanos-, revelan que Daher y Merhi recurrieron a los tribunales de Beirut para que el puerto pudiera deshacerse de los productos peligrosos; el actual director sostuvo que a partir de 2014 enviaron al menos seis cartas a las autoridades, sin respuesta alguna.
En 2014, Mikhail Voytenko, quien dirige una publicación en línea que rastrea la actividad marítima, describió el barco como una "bomba flotante"; la carga, según el sindicato de marineros rusos, las autoridades portuarias de Beirut "no permitieron descargarla o transferirla a otro buque".
LA TRIPULACIÓN QUEDÓ MESES SIN PROVISIONES
Por su parte, los marineros cumplieron hasta 11 meses varados con pocas provisiones: "Escribía a Putin todos los días... Eventualmente tuvimos que vender el combustible y usar el dinero para contratar a un abogado porque no había ayuda, el propietario ni siquiera nos proporcionó comida o agua", contó el capitán Prokoshev en una entrevista de la radio Echo Moscú este miércoles, día siguiente de la explosión.
Más tarde la tripulación rusa "fue repatriada a su tierra natal", pero "los salarios no fueron pagados", agregó la Unión de Marinos de Rusia a la cadena estadounidense.
Según la Cruz Roja, que trabaja sobre el terreno para atender a víctimas y afectados por el siniestro, también hay unas 250.000 personas se han quedado sin hogar debido a la explosión, y algunas de ellas se han visto obligadas a dejar la capital; en tanto, varios hospitales en la zona afectada han sufrido graves daños.
El primer ministro libanés, Hasan Diab, que apuntó al nitrato de amonio como origen de la deflagración -cuyas causas están en investigación-, prometió que los responsables de la tragedia van a "pagar el precio": en un breve discurso televisado el mismo martes, afirmó que "esta catástrofe no pasará sin responsabilidades" y que hacer justicia es la labor del gobierno; "es una promesa a los mártires y a los heridos".