Médicos Sin Fronteras (MSF) denunció este martes en Naciones Unidas la existencia de una "epidemia" de ataques contra hospitales en conflictos como los de Siria, Yemen o Afganistán.
"Se ha arrastrado a los hospitales y pacientes al campo de batalla", advirtió la presidenta de la organización, Joanne Liu, en un discurso ante el Consejo de Seguridad de la ONU.
Liu, que intervino tras la aprobación de una resolución exigiendo el cese de los ataques contra instalaciones y personal sanitario, demandó a los miembros que aseguren el cumplimiento de ese texto y no permitan que como muchos otros sea "violado con impunidad".
"Esta resolución debe llevar a que todos los actores estatales y no estatales detengan la matanza. También deben presionar a sus aliados para que terminen con los ataques contra la sanidad y la población en áreas de conflictos. No vamos a dejar a ningún paciente atrás y no vamos a quedarnos callados", insistió Liu.
MSF recordó hoy cómo el pasado miércoles un hospital al que daba apoyo en la ciudad siria de Alepo fue bombardeado, dejando al menos 55 muertos, incluido el último pediatra que quedaba en la localidad.
También puso sobre la mesa ataques parecidos que sus instalaciones han sufrido en Yemen a manos de la coalición liderada por Arabia Saudí o en Afganistán, donde el pasado año 42 personas murieron en un ataque estadounidense sobre un hospital.
"Detengan estos ataques", demandó repetidamente Liu, que aseguró que las agresiones contra los centros sanitarios se están convirtiendo en algo "rutinario" a pesar de estar totalmente prohibidas bajo las normas internacionales.
"Incluso las guerras tienen límites"
Entre otras cosas, MSF exigió investigaciones independientes de estos ataques y defendió que los responsables no pueden ser a la vez "investigadores, jueces y jurados".
También intervino ante el Consejo de Seguridad el presidente del Comité Internacional de la Cruz Roja, Peter Maurer, que recordó que "incluso las guerras tienen límites".
Maurer dijo que su organización ha documentado 2.400 ataques contra pacientes y personal e instalaciones médicas en un periodo de tres años, repartidos en once países en conflicto.
"Es una dolorosa paradoja que en los momentos de mayor necesidad, la disponibilidad de cuidados médicos esté en su punto más bajo", señaló.