La apuesta de Mahmud Abas ante la ONU
Palestina solicitará el día 29 su reconocimiento como Estado observador por el organismo internacional.
Esto es rechazado por EE.UU. e Israel y podría abrir una nueva crisis.
Palestina solicitará el día 29 su reconocimiento como Estado observador por el organismo internacional.
Esto es rechazado por EE.UU. e Israel y podría abrir una nueva crisis.
Una larga lista de líderes árabes visitó la Franja de Gaza la semana pasada en el momento más crudo de reactivación de la violencia en los últimos cuatro años.
Pero quizás una de las cosas que más llamó la atención fue una ausencia, la del presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abas.
De hecho, Abas no ha visitado Gaza desde que sus rivales políticos de Hamas ganasen las elecciones legislativas y tomasen el poder en el territorio a la fuerza hace cuatro años.
Mientras Hamas celebra lo que ve como una victoria de sus militantes sobre Israel y promete flexibilizar las restricciones a la movilidad en territorio palestino, Abas corre el riesgo de perder credibilidad.
Él y su movimiento Fatah, que gobierna en Cisjordania, están ahora bajo mayor presión para seguir con su arriesgado proceso diplomático en Naciones Unidas, organismo que pretenden que modifique el estatus de los territorios palestinos.
En la Universidad de Birzeit, en Cisjordania, un grupo de estudiantes de Ciencias Políticas discuten las implicaciones de la apuesta de Abas. Muchos creen que al presidente se le dejó de lado en los últimos días.
"Esta guerra fue una prueba de la debilidad de Mahmud Abas. Él no se implicó en nada de lo que sucedió", asegura Abdulmajid Darawish.
"El que tomaba las decisiones era (el líder de Hamas) Jaled Meshaal. Esta ha sido la segunda guerra en Gaza en la que la ANP y Fatah no han estado involucrados".
"Esperábamos que (Abas) fuese a Gaza", añade Maisa Salem. "Tiene que apoyar a la gente y mostrar que es el presidente de todos los palestinos en Cisjordania y Gaza".
Aliados occidentales
Sin embargo, las autoridades que han visitado Medio Oriente, incluidos el secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, y la secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, hicieron una parada en Ramala para discutir la crisis de Gaza con Abas.
Los países occidentales que consideran a Hamas una organización terrorista ven al presidente de la ANP como su elegido para la paz. Sin embargo, para muchos palestinos, no está haciendo lo suficiente para tratar de alcanzarla.
La semana pasada Abas se quedó en Ramala reuniéndose con autoridades extranjeras. Las conversaciones con Israel se estancaron hace dos años por el desacuerdo entre ambas partes sobre los asentamientos judíos en unas tierras que los palestinos reclaman como parte de un futuro estado palestino.
En la Asamblea General de Naciones Unidas de este año, Abbas anunció su nuevo plan y solicitó el voto para el próximo 29 de noviembre para que la ONU acepte a los palestinos como estado observador.
Se espera que cuente con la mayoría de dos tercios que necesita para conseguirlo. Los palestinos esperan que ese estatus les dé acceso a las cortes internacionales para poder desafiar las acciones de Israel.
El asesor presidencial Sabri Saidam cree que esa es la única forma de avanzar para Abas. "Definitivamente, salió de la guerra de Gaza más fortalecido para ir a Naciones Unidas", asegura.
"Sabe bastante bien que algunos países se opondrán al voto pero llevar el conflicto de la oposición entre palestinos e israelíes a la oposición entre la comunidad internacional y los israelíes es un buen movimiento para los palestinos", opina.
Protestas
Durante la ofensiva militar israelí en Gaza, en Cisjordania se realizaron protestas diarias. Aquí existe la sensación de que el conflicto ha unido más a los palestinos y se han dado más llamados a la reconciliación entre las diferentes facciones políticas.
En un desarrollo significativo, Hamas y el grupo de militantes de la Yihad Islámica aseguraron que respaldarán la petición ante la ONU.
De vuelta a la Universidad de Birzeit, el profesor de política George Giacaman asegura que ese movimiento se puede ver como una forma de resistencia a través de la diplomacia.
"Hay diversas formas de resistencia que se pueden usar en momentos diferentes. El hecho de que la ocupación haya durado tanto, casi 60 años, muestra que hace falta cambiar de táctica", explica.
"Como estado observador sería posible participar por primera vez en diferentes foros y comités de la ONU en los que será posible presentar cargos por los crímenes de guerra de Israel. Es una carta importante que puede jugar el presidente Abas".
Si Abas triunfa en Naciones Unidas, es probable que los palestinos salgan a las calles a celebrar como hicieron el miércoles pasado cuando se anunció el cese el fuego con Israel. Su popularidad crecería.
Sin embargo, también tendría consecuencias. Estados Unidos se opone firmemente a la solicitud, como Hillary Clinton le recordó al líder palestino cuando se reunieron la semana pasada.
Por su parte, Israel advirtió que un movimiento así anularía e invalidaría los Acuerdos de Oslo de 1993.
Abas debe hacer un difícil cálculo para decidir si crear una nueva crisis merece la pena.