Ban Ki-moon, secretario general de las Naciones Unidas, aseguró este viernes en Seúl, donde se encuentra de visita, que la intervención del organismo en la crisis de Siria es "una cuestión de tiempo".
"Todos los preparativos técnicos y logísticos están completados. El momento en el que vamos a poder hacerlo y en el que las partes van a estar listas para participar es cuestión de tiempo", dijo Ban en declaraciones recogidas por la agencia de noticias Yonhap.
El miércoles el Consejo de Seguridad de la ONU no logró ponerse de acuerdo para que sus técnicos realicen una investigación a fondo tras la última denuncia de un ataque químico a las afueras de Damasco, en el que según la oposición siria murieron al menos 1.300 personas.
"Estoy especialmente preocupado por los informes que hablan del posible uso de armas químicas sobre civiles. Condeno de la forma más dura posible esta escalada de violencia", añadió el secretario general de la ONU, que llegó a Seúl para repasar la agenda humanitaria del país.
Sobre el posible uso de armas químicas en el conflicto, Ban reiteró que violan las leyes internacionales y suponen "un crimen contra la humanidad que deberá reportar graves consecuencias".
A pesar de que había solicitado una investigación imparcial para esclarecer lo ocurrido, en la reunión del Consejo de Seguridad del miércoles Rusia y China se negaron a apoyar una acción inmediata por parte del máximo órgano de Seguridad de la ONU.
"Cuento con el generoso apoyo de la comunidad internacional. Estoy determinado a hacer lo que esté en mi mano para asistir a las víctimas y avanzar en soluciones políticas", añadió el funcionario.
Ayer el Consejo de Seguridad apoyó el llamado de Ban para que el régimen de Bachar al Asad permita realizar "una investigación exhaustiva, inmediata e imparcial", aunque China y Rusia, aliados de Damasco, volvieron a impedir una resolución más dura.
Un millón de niños refugiados
Los dichos del secretario general se dan en paralelo a la publicación de una declaración conjunta del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), que cifró en un millón el número de niños sirios refugiados en países vecinos.
"El millón de niños refugiados marca un vergonzoso hito en el conflicto sirio. No es sólo otro número. Son niños arrancados de sus casas, quizás incluso de sus familias, enfrentados a horrores que sólo ahora empezamos a comprender", dijo el director ejecutivo de Unicef Anthony Lake.
Lake agregó que todos deben compartir la misma vergüenza porque "mientras trabajamos para aliviar el sufrimiento de las personas afectadas por la crisis, la comunidad internacional ha fallado en sus responsabilidades con los niños".
"Deberíamos parar y preguntarnos cómo podemos conscientemente continuar fallando a los niños de Siria", añadió el funcionario.
Por su parte, el alto comisionado de ACNUR, Antonio Guterres, lamentó que lo que está en juego es la supervivencia y el bienestar de una generación de inocentes.
"La juventud de Siria ha perdido sus casas, sus familias y su futuro. Incluso después de que hayan cruzado las fronteras en busca de seguridad, están traumatizados, deprimidos y necesitan una razón para la esperanza", dijo.