Los Gobiernos de Corea del Norte y Corea del Sur intercambiaron este viernes acusaciones sobre la deserción de tres garzonas norcoreanas que escaparon al país vecino en lo que el régimen de Kim Jong-un considera un "secuestro organizado".
La huida al sur de las tres camareras, confirmada esta semana, fue "un secuestro organizado y premeditado por "gángsters" del Servicio Nacional de Inteligencia de Corea del Sur", aseguró un portavoz de la Cruz Roja norcoreana en un comunicado divulgado por la KCNA.
El organismo norcoreano acusó al Gobierno de Corea del Sur de "violar los derechos humanos" de estas tres norcoreanas y amenazó con hacerle pagar "un alto precio" por el incidente.
Seúl respondió calificando las acusaciones de "argumentos infundados" y remarcó que las tres camareras norcoreanas huyeron "por su propia voluntad" del restaurante en la provincia noroccidental china de Sanxi, según indicó un portavoz del Ministerio de Exteriores.
El portavoz instó a Pyongyang "reflexionar" sobre la situación de los derechos humanos de sus ciudadanos, en referencia a las condiciones de trabajo de los empleados norcoreanos en el exterior, denunciadas en numerosas ocasiones por diversas ONG.
Ambos países ya protagonizaron un episodio de tensión similar después de que en abril desertara al Sur un primer grupo de 13 norcoreanos de un restaurante en China.
En ese caso Pyongyang acusó a Seúl de haber perpetrado un secuestro, emitió varias amenazas y solicitó reuniones entre las camareras y sus familiares en Corea del Norte, opción que fue descartada por el Gobierno surcoreano.
El régimen de Kim Jong-un opera unos 130 restaurantes en 12 países -aunque la mayoría se encuentra en China- que le generan unos 10 millones de anuales, según estimaciones de Seúl.
Las deserciones en grupo de empleados de estos restaurantes son un fenómeno nuevo, y se atribuyen al aparente bache que están sufriendo estos establecimientos por el efecto de las sanciones que la ONU impuso recientemente a Pyongyang por sus pruebas nucleares y de misiles.