La Policía continúa, casi diez años después, con la búsqueda de pistas que puedan ayudar a encontrar a Madeleine McCann, la niña británica desaparecida el 3 de mayo de 2007 en el Algarve portugués.
Según el comandante de Scotland Yard, Mark Rowley, sigue habiendo "importantes posibilidades de investigación" que son de "gran interés" tanto para el equipo británico como el portugués.
Desde 2011 los investigadores han analizado más de 40 mil documentos e inspeccionado a más de 600 sospechosos, pero sin éxito.
Además, Rowley confirmó a los medios locales que cuatro personas consideradas sospechosas en 2013 han sido descartadas.
Preguntado sobre si actualmente se encuentran más cerca de resolver el caso que hace seis años, cuando se iniciaron las pesquisas en Reino Unido, el policía dijo que "existe una línea de investigación con la que merece la pena seguir buscando".
"Podría llevar a una respuesta pero hasta que no concluyamos la investigación no podremos saberlo", adelantó.
El comisario aseguró que, junto con sus colegas portugueses, están realizando un "trabajo clave" que no quieren estropear por filtraciones a la prensa.
Sobre la hipótesis de que un agresor sexual pudiera ser el responsable de la desaparición de la niña, Rowley sostuvo que esa suposición había sido "una de las líneas clave de investigación".
"La realidad es que a día de hoy en cualquier área urbana si rastreas un perímetro considerable vas a encontrar muchos potenciales atacantes", afirmó.
Además, el británico reconoció que aún quedan muchas incógnitas por despejar del caso y que, por ello, "todas las hipótesis se mantienen abiertas".
A 10 años de la desaparición
El próximo 3 de mayo se cumplirán diez años de la desaparición de Madeleine McCann del apartamento que habían alquilado sus padres en un complejo turístico de la localidad lusa de Praia Da Luz, cuando tenía casi cuatro años.
Las autoridades portuguesas dieron carpetazo al caso en 2008 ante la falta de pruebas, aunque en los años siguientes cientos de personas de diversos países se pusieron en contacto con la policía para comunicar supuesta nueva información sobre al niña.
Algunas de esas pistas fueron seguidas por detectives privados contratados por el matrimonio McCann, que pasaron de ser sospechosos en las primeras etapas del caso a ser los únicos impulsores de la investigación.
Con nuevos sospechosos detectados, Scotland Yard reabrió las pesquisas de forma oficial en julio de 2013.
El operativo, que originariamente contó con 30 agentes, se redujo a cuatro en octubre de 2015, porque ya no era "necesaria" la dedicación exclusiva de ese número de agentes, según informó entonces la policía británica.