El Gobierno británico fue criticado por alarmar innecesariamente a las personas que viajaron en aviones de la compañía British Airways sobre los riesgos derivados del hallazgo de partículas de Polonio 210, el veneno radiactivo que causó la muerte del ex espía ruso Alexander Litvinenko.
Según el diario The Daily Telegraph, documentos secretos de la planta nuclear conocida como Atomic Weapons Establishment (AWE) indican que el riesgo que esas trazas de polonio representan para la salud de los pasajeros es infinitesimal, por lo que no tenía sentido causar la alarma entre las 33.000 personas que ocuparon plazas en los tres Boeing contaminados.
El AWE, situado en Aldermaston, era el único lugar del Reino Unido en el que se manipulaba regularmente en los años 50 esa substancia radiactiva, utilizada entonces como detonante de las primeras bombas atómicas.
De acuerdo con esos documentos revisados por el periódico, tan sólo se registraron dos incidentes en los que el escape de Polonio provocó un susto entre los trabajadores de aquella planta nuclear.
La primera vez fue en 1953 cuando en un análisis de orina efectuado a un trabajador del departamento de Polonio se detectaron niveles altos de radiación alfa.
Según se supo entonces, el hombre no sólo no usaba guantes para manipular el material sino que tenia la mala costumbre de morderse las uñas, razón por la que a lo largo de varios meses fue ingiriendo pequeños rastros de Polonio.
El trabajador, cuya identidad no se revela, volvió a trabajar en la planta poco después de que se efectuasen los análisis pertinentes.
El segundo incidente, mucho más grave, se produjo en 1955, cuando 15 trabajadores del departamento donde se procesaba el material quedaron expuestos a las radiaciones cuando ciertos residuos nucleares se diseminaron sobre una mesa.
En el proceso de recogerlos para meterlos en una bolsa de papel se comprimió el material, y el aire contaminado con Polonio llegó a la cara de dos trabajadores, con lo que se supone que terminaron inhalando ciertas dosis de la sustancia.
El nivel de exposición directa por inhalación tiene que ser, sin embargo, muy superior a aquella a la que quedaría expuesto cualquier pasajero por simplemente sentarse en un avión con rastros ínfimos de Polonio, afirmó Paddy Reagan, profesor de física nuclear de la Universidad de Surrey.
Los documentos secretos del AWE indican que el nivel máximo de radiación detectado en aquellos dos trabajadores era de 0-6 microcuries en un caso y de 0-2, en otro.
Para resultar letal por ingestión o inhalación, el Polonio tiene que alcanzar, sin embargo, dosis de entre 500 y 5.00 microcuries, según el experto.
"Si bien la inhalación es la forma más peligrosa de exposición al Polonio en un ser humano, las dosis a las que estuvieron expuestos aquellos dos trabajadores eran ínfimas, lo que indica qué pequeño es el riesgo para los pasajeros de British Airways", explicó. (EFE)