El ministro británico de Empresa e Innovación, el liberaldemócrata Vince Cable, dijo que "simpatiza" con los manifestantes acampados frente a la catedral de San Pablo de Londres en protesta por los excesos del sistema financiero.
En declaraciones a la cadena pública BBC, el ministro afirmó que se identifica "con las emociones que hay detrás de la protesta", aunque señaló que "algunas de las recomendaciones (de los manifestantes) no son demasiado útiles".
"Creo que (la protesta) refleja el sentimiento de que un pequeño número de personas se ha beneficiado de la crisis, muchas veces sin merecerlo, mientras que un número mucho más grande que no tuvo nada que ver con las causas de la crisis ha salido muy perjudicado", explicó.
Los manifestantes del movimiento "Ocupar la Bolsa de Londres", inspirado en la protesta de los "indignados" en España, plantaron un campamento en las inmediaciones de San Pablo el pasado 15 de octubre -coincidiendo con iniciativas similares en otros países- al no poder acceder al solar donde se ubica la Bolsa, que es de propiedad privada.
Su presencia frente a la catedral obligó a cerrar el templo durante una semana y provocó la dimisión de varios cargos de la Iglesia anglicana tras divisiones sobre cómo gestionar la protesta.
Actualmente, los "indignados", las autoridades religiosas de San Pablo y el consistorio de la City de Londres (distrito financiero) están en conversaciones para evitar confrontaciones y gestionar la evolución de la protesta.
Un mes después de su inicio, la protesta de San Pablo ha generado diferente reacciones de los políticos.
El primer ministro, el conservador David Cameron, ha dicho que la manifestación no era "una manera demasiado constructiva de ejercer el derecho a la protesta".
Frente a esta línea, adoptada por la mayoría de conservadores, el líder de la oposición, el laborista Ed Miliband, se expresó hace unos días en la línea de Vince Cable al afirmar que la protesta reflejaba "una preocupación general" que había que atender.
A su vez, tras la dimisión del deán, el canónigo y un capellán de la catedral de San Pablo que simpatizaba con la protesta, el arzobispo de Canterbury y primado de la Iglesia Anglicana, Rowan Williams, se solidarizó con los manifestantes y conminó a los políticos a escuchar sus demandas.