El hallazgo de huesos humanos bajo el suelo de un sótano de la nunciatura (la embajada) de la Santa Sede en Roma ha disparado la hipótesis de que se pueda tratar de los de dos jóvenes desaparecidas hace 35 años y que se ha convertido en uno de los grandes misterios de Italia y del Vaticano.
Según los medios italianos, los restos se tratarían de dos personas debido a que se encontraron en lugares diferentes, lo que disparó las dudas sobre las desapariciones, en 1983, de Emanuela Orlandi y Mirella Gregori.
Emanuela, hija de un empleado vaticano, desapareció el 22 de junio de 1983 cuando tenía apenas 15 años. La joven se dirigía a la escuela de música de San Apolinar, en el centro de Roma, sin que desde entonces haya habido noticias su paradero.
La familia de Orlandi, a través de su abogada Laura Sgro, anunció que pedirían informaciones a la Fiscalía y la Santa Sede sobre cómo se han encontrado los huesos y el porqué se han relacionado con el caso.
Al respecto, el portavoz del Vaticano, Greg Burke, afirmó a EFE que "será importante establecer el sexo, la edad y el período en el que fueron enterrados antes de llegar a cualquier conclusión".
El vínculo con el atentado a Juan Pablo II
Sin embargo, los medios de comunicación apuntaron hoy la hipótesis de que se trate de restos que pertenezcan a dos personas, ya que se encontraron en dos sitios diferentes.
Ello les lleva también a sugerir que se pueda tratar de Mirella Gregori, otra joven desaparecida también ese mismo año y de la que nunca se tuvieron noticias.
El caso Orlandi tiene muchos componentes de misterio, ya que en la suerte de la muchacha se cruzan todo tipo de teorías que señalan a mafiosos, a la Iglesia e incluso al turco Ali Agca, quien en 1981 atentó contra el papa Juan Pablo II.
En su momento, Ali Agca aseguró que la desaparición de las adolescentes estaba vinculada a una exigencia de que él fuera puesto en libertad y apuntó que estaban vivas, pero fue una hipótesis que nunca se tuvo demasiado en cuenta, ya que el terrorista ha cambiado de versión en multitud de ocasiones.
El recordado encuentro del papa Juan Pablo II con su atancante, Ali Agca.
¿Vaticano involucrado?
No es la primera vez que el hallazgo en Roma de algunos huesos hace pensar en la desaparición de Orlandi.
Así fue cuando en 2012 se encontraron restos óseos sin identificar al lado de la tumba en la basílica de San Apolinar de Enrico De Pedis, jefe de la "Banda de la Magliana", la mafia de Roma durante los años 70 y 80.
La pista de que alguien había encargado a la Banda de la Magliana secuestrar a Orlandi fue una de las hipótesis evaluadas durante la investigación, sobre todo después de que la novia de De Pedis, Sabrina Minardi, dijera a la fiscalía de Roma que ella fue la encargada de introducir a la joven en su automóvil y llevarla hasta el lugar donde le pidió su pareja.
Minardi explicó que la chica fue secuestrada por indicación del arzobispo estadounidense Paul Marcinkus, entonces director del Instituto para las Obras Religiosas (el IOR, más conocido como el Banco Vaticano) "para dar un escarmiento a alguien".
Tras estas revelaciones fue investigado el ex rector de la basílica de San Apolinar Piero Vergari, quien autorizó enterrar a De Pedis en ese templo y que también trabajó durante un periodo en la Nunciatura del Vaticano en Italia donde se han encontrado los restos.
Son muchas la hipótesis durante todos estos años sobre este caso y la familia nunca se ha cansado de buscar la verdad, un esfuerzo que ahora coge aliento con el hallazgo de los restos óseos.