El papa Francisco expresó este domingo su cercanía con los portadores del virus VIH y los enfermos del síndrome de inmunodeficiencia adquirida, en particular con los niños, justo en la jornada en la que se conmemora el Día Mundial de la Lucha contra el Sida.
Tras el rezo del Ángelus dominical desde la plaza de San Pedro del Vaticano, el pontífice argentino reconoció además la labor de los misioneros y operadores sanitarios que trabajan para paliar los efectos de esta enfermedad y la de los médicos e investigadores que buscan curas y soluciones contra ella.
"Hoy se conmemora el Día Mundial de la Lucha contra el VIH/Sida. Expresemos nuestra cercanía a las personas que lo sufren, especialmente a los niños, una cercanía que es muy concreta por el compromiso silencioso de muchos misioneros y operadores" sanitarios, dijo Francisco.
"Recemos por todos ellos, también por los médicos y los investigadores. Que todo enfermo, sin excepción, pueda acceder a los cuidados que necesita", agregó.
"Siempre hay necesidad de volver a empezar"
Ya antes del rezo del Ángelus, en una desapacible mañana en la Ciudad del Vaticano, el pontífice recordó que éste es el primer domingo del Adviento, la época del calendario católico que precede a la llegada de la Navidad y que supone el inicio de un nuevo año litúrgico.
"Al igual que en la vida de cualquiera de nosotros, siempre hay necesidad de volver a empezar, de volver a levantarse, de reencontrar el sentido de la meta de la propia existencia, del mismo modo para la gran familia humana es necesario renovar siempre el horizonte hacia el que caminamos", incidió Francisco.
"Es el horizonte de la esperanza. El tiempo del Adviento que hoy de nuevo comenzamos, nos devuelve el horizonte de la esperanza, una esperanza que no decepciona porque se asienta sobre la palabra de Dios", agregó.
El obispo de Roma se refirió además a unos versos del profeta Isaías, en los que se habla de la esperanza de que los pueblos rompan sus espadas y sus lanzas y de ellas hagan arados y hoces, sin alzar más las armas los unos contra los otros.
"Qué buen día sería ése, el día en el que las armas se desmonten para transformarse en instrumentos de trabajo. Qué buen día será ése, porque esto es posible. Apostemos por la esperanza de una paz, que será posible", aseveró.