El papa Francisco es desde este martes residente digital en Estonia, después de que la presidenta del país, Kersti Kaljulaid, le regalase la llamada "E-residency key", un carné digital de residencia que ofrece el país para, entre otras cosas, incrementar las "start-up", empresas emergentes en el ámbito de la innovación y nuevas tecnologías.
Francisco llegó durante esta jornada a Estonia, considerado uno de los países más digitalizados del mundo y que está apostando por la tecnología, en la última jornada de su recorrido por los países bálticos.
La presidenta y Francisco se reunieron en privado en el palacio presidencial y en el tradicional intercambio de regalos, el pontífice donó un mosaico de la Plaza de San Pedro.
Kaljulaid sorprendió al papa con una cajita en la que se encontraba su tarjeta digital de residente, una de las iniciativas de este país, que tiene el mayor número de empresas emergentes tecnológicas por habitante en Europa.
Con esta tarjeta, que se puede conectar con la puerta USB de cualquier ordenador, el residente puede acceder a todos los servicios públicos del país y crear una empresa, eliminando los trámites burocráticos.
Estonia además imparte la programación como materia escolástica, tiene la banda ancha más rápida de Europa e Internet es considerado un derecho y cuenta con todos los servicios públicos online.
Este carné para residentes no da la nacionalidad, el objetivo es atraer a inversores para hacer crecer la economía de Estonia.
Permite firmar documentos sin viajar al país y también el pago de los impuestos online.
Actualmente, existen cerca de 23.000 "e-Residentes" provenientes de todos los países del mundo, según se puede consultar en la páginas del Gobierno estonio. El papa es uno de ellos.