El papa Francisco advirtió de los brotes de odio y antisemitismo que surgen en Europa, en el encuentro que mantuvo con líderes cristianos y judíos en su primer acto de la visita a Budapest.
El pontífice se encuentra realizando una gira por países europeos que, en su primera etapa, lo llevó a la capital húngara, donde celebró un encuentro ecuménico y con la comunidad judía en el Museo de Bellas Artes, para posteriormente trasladarse a Eslovaquia.
Francisco se reunió con los representantes de los cristianos -que suponen el 52% de la población, de los cuales el 30% son católicos- y con la comunidad judía, fuertemente diezmada durante la invasión nazi y de la que quedan cerca entre 10.000 y 15.000 miembros en todo el país.
En este acto, el papa apreció que las diferentes confesiones presentes en país, entre las que se encuentran luteranos y calvinistas, "se hayan unido para derribar los muros de separación del pasado": "Ustedes, judíos y cristianos, desean ver en el otro ya no un extraño, sino un amigo; ya no un adversario, sino un hermano", señaló.
Agregando que Dios les pide que dejen "atrás las incomprensiones del pasado, las pretensiones de tener razón y de culpar a los demás, para ponernos en camino hacia su promesa de paz" y exhortó a que esta unión sea fuerte ante la tentación de "absorber al otro", porque cuando se ha intentado "no se ha construido, se ha destruido" y "lo mismo cuando se ha querido marginarlo en un gueto, en vez de integrarlo".
"LA AMENAZA TODAVÍA SERPENTEA"
"¡Cuántas veces ha ocurrido esto en la historia! Debemos estar atentos y rezar para que no se repita. Y comprometernos a promover juntos una educación para la fraternidad, para que los brotes de odio que quieren destruirla no prevalezcan. Pienso en la amenaza del antisemitismo, que todavía serpentea en Europa y en otros lugares", advirtió.
Consideró que se trata de "una mecha que hay que apagar y la mejor forma de desactivarla es trabajar en positivo juntos, es promover la fraternidad". Además pidió a los representantes de las religiones que se unan para ser ejemplo y para que nadie "pueda decir que de los labios de los hombres de Dios salen palabras de división, sino sólo mensajes de apertura y de paz".
"En un mundo desgarrado por demasiados conflictos, este es el mejor testimonio que pueden ofrecer quienes han recibido la gracia de conocer al Dios de la alianza y de la paz", agregó.