El papa Francisco criticó este domingo que la iglesia católica sea un espacio de "perfectos y puros" y en lugar de eso pidió que acoja "con los brazos abiertos" a todo el mundo, durante la homilía por la misa del Corpus Christi, celebrada en la Basílica de San Pedro del Vaticano.
"La Iglesia debe ser una sala amplia. No un círculo pequeño y cerrado, sino una comunidad con los brazos abiertos de par en par, acogedora con todos. Preguntémonos: cuando se acerca alguien que está herido, que se ha equivocado, que tiene un recorrido de vida distinto, ¿la Iglesia es una sala amplia para acogerlo y conducirlo a la alegría del encuentro con Cristo?", preguntó.
En la misma línea, indicó que "la Iglesia de los perfectos y de los puros es una habitación en la que no hay lugar para nadie; la Iglesia de las puertas abiertas, que festeja en torno a Cristo es, en cambio, una sala grande donde todos pueden entrar".
Francisco dedicó su homilía a la necesidad de que las personas muestren solidaridad con los demás para que se construya "un mundo más humano".
"La presencia de Dios es tan humilde, escondida, en ocasiones invisible, que para ser reconocida necesita de un corazón preparado, despierto y acogedor. Si nuestro corazón, en lugar de ser una habitación amplia, se parece a un depósito donde conservamos con añoranza las cosas pasadas; si se asemeja a un desván donde hemos dejado desde hace tiempo nuestro entusiasmo y nuestros sueños; si se parece a una sala angosta y oscura porque vivimos sólo de nosotros mismos, de nuestros problemas y de nuestras amarguras, entonces será imposible reconocer esta silenciosa y humilde presencia de Dios", apuntó.
Otros años en el pasado, el papa ha celebrado esta solemnidad con una procesión por las calles de Roma y también ha habido ocasiones en las que se ha acercado a barrios de la periferia de la capital para realizarla, pero este año, por segundo consecutivo, ha tenido que hacerse en el Vaticano por la pandemia.