El senador de la UDI Hernán Larraín protagonizó un particular episodio ayer domingo en la Plaza de San Pedro, en El Vaticano, en el marco de la ceremonia en la que el papa Francisco proclamó como nuevos santos de la Iglesia Católica a los fallecidos pontífices Juan XXIII y Juan Pablo II.
El ex timonel gremialista formó parte de la delegación oficial chilena que viajó a Roma con motivo de la doble canonización, y que hacia el término del acto pudo saludar de manera imprevista a Francisco, algo que en principio estaba reservado sólo para los jefes de Estado y de Gobierno.
"Tuve la oportunidad de saludar al papa, algo que yo no sabía, para ser muy franco", explicó después el diputado DC Aldo Cornejo, presidente de la Cámara Baja que ofició como jefe de la delegación chilena.
Según explicó el senador Hernán Larraín al periodista Jorge Espinoza Cuéllar, enviado especial de Cooperativa a Roma, sin querer estuvo a punto de romper el protocolo de vestimenta que se exige para este tipo de ceremonias, por lo que temió ser "reprendido" por el personal de seguridad.
Al ex presidente de la UDI le jugó una mala pasada su elección de una vestimenta de "colores cardenalicios". (Foto: UPI / Archivo)
"Yo vine con una chaqueta azul, un pantalón gris y una corbata roja; colores 'cardenalicios', porque venía muy al caso: con la camisa, con la corbata y la chaqueta hacía un poco la bandera chilena", explicó.
Presto ya para saludar al pontífice "me dicen: 'No. Es tenida oscura (la aceptada)'... 'Estoy en un aprieto' (pensé), pero José Miguel Insulza (secretario general de la OEA, también presente en Roma) me dijo: 'Yo te ayudo', y me prestó una corbata que, si bien no es negra, era oscura, así que pude asistir y no ser reprendido por algún guardia suizo o alguno de estos caballeros que escoltan", relató el parlamentario.
"La Cancillería en Santiago me debió haber avisado para haber traído la ropa adecuada", alegó a continuación el ex timonel gremialista, antes de precisar que, en definitiva, el incidente "no fue tan grave".
Tras sus minutos de preocupación Larraín pudo finalmente saludar al papa y hasta se dio el lujo de ofrecerle un consejo: "Le pedí al Papa Francisco que predicara sobre el Sermón de la Montaña, pero en Tierra Santa, lejos de Roma. Me miró y sonrió con indulgencia", contaba ayer el legislador en su cuenta de Twitter.
El obispo de Roma al parecer quedó algo descolocado por la sugerencia del parlamentario y solo le respondió: "Bendiciones a Chile".
En todo caso, Hernán Larraín quedó encantado por su encuentro con el papa: "Me pareció de una sencillez y humildad increíble, llano y accesible. Una experiencia única", comentó también a sus seguidores en Twitter.
Saludos a Valparaíso
El diputado Aldo Cornejo también se sintió conmovido con la posibilidad inesperada que tuvo de saludar al papa argentino, con quien intercambió breves palabras sobre la actualidad chilena.
"Fue realmente un momento muy, muy emotivo. Me presenté, le transmití los saludos de la Presidenta Bachelet y de su Gobierno, y al mismo tiempo le agradecí, porque el papa Francisco después del incendio de Valparaíso envió una nota a los damnificados", dijo a Cooperativa el ex alcalde de esa comuna.
"Le agradecí su nota y me contestó que él iba a seguir orando por los damnificados de Valparaíso", contó Cornejo, a cuya espalda estaba, en la fila para saludar al papa, el presidente de Ecuador, Rafael Correa.
Cerca de la delegación chilena se encontraba el presidente de Ecuador, Rafael Correa, quien dio un caluroso saludo a Jorge Bergoglio. (Foto: EFE)
Además del timonel de la Cámara baja y de Hernán Larraín la delegación chilena la completaban los diputados Víctor Torres (DC) y Felipe Ward (UDI).
Los cuatro parlamentarios llegaron juntos, ayer temprano, a la Plaza de San Pedro, pero llevaban sólo tres invitaciones. Como iban todos juntos los dejaron pasar, sin embargo, después Felipe Ward quedó apartado del grupo, lejos del sector oficial.
Más tarde, como el grupo se separó en medio de las miles de personas presentes en el acto, el diputado gremialista tuvo que buscar un taxi para retirarse del lugar.