Los barrios acomodados de Caracas, en Venezuela, están experimentado un auge económico durante los últimos meses debido al uso de dólares y una mayor flexibilidad económica permitida por el régimen de Nicolás Maduro.
Según un reportaje de The New York Times, los centros comerciales hace seis meses parecían abandonados, pero restoranes y bares se han visto beneficiados el último tiempo por mejoras económicas que han experimentado, principalmente, los habitantes de los sectores más favorecidos de la sociedad.
Venezuela está sumida en una larga crisis económica, marcada por la mala administración, la corrupción y las sanciones económicas impuestas por EE.UU. Sin embargo, la disminución de restricciones ha elevado la inversión privada y evitado que la economía siga contrayéndose.
Los dólares, hoy, son aceptados en todas partes, mientras que la moneda local, el bolívar, desvalorizado por la hiperinflación, no se utiliza. Los venezolanos que tienen familiares en el extranjero pueden recibir y gastar los dólares en alimentos importados.
"No lo veo mal (...) ese proceso que llaman de dolarización", dijo Maduro en una entrevista reciente con Televisiva.
Nicolás Maduro dijo que no le parece mal la dolarización de su economía. (Foto: EFE)
Esto se suma a la estabilización en la producción del petróleo, la mayor fuente de divisas del país, luego de que el Gobierno bajara el control del Estado sobre el sector, impulsara la inversión privada y recortara el gasto público en programas sociales.
Según indica el New York Times, "ver los anaqueles llenos otra vez ha ayudado a aliviar las tensiones en la capital, donde la ira por la imposibilidad de cubrir las necesidades básicas ha ayudado a que se desencadenen protestas masivas a lo largo de los años".
"En esa nueva economía, los partidarios de Maduro que forman parte de la élite venezolana viven a lo grande con sus negocios y reservas de divisas, que las sanciones de Estados Unidos les impidieron gastar en el extranjero", reseña.
No obstante, esta economía de libre mercado excluye a quienes no cuentan con dólares, sobre todo las zonas más pobres ubicadas afuera de Caracas o en provincias, donde continúa la lucha contra la escasez de agua, la desnutrición, la falta de recursos básico e incluso de cuerpos policiales.