El gobierno venezolano anunció este domingo que detuvo a seis "terroristas" por estar presuntamente implicados en el atentado que sufrió ayer el presidente Nicolás Maduro, a quien esta misma jornada los militares del país le declararon su "irrestricta lealtad".
El ministro del interior venezolano, Néstor Reverol, aseguró en declaraciones recogidas por la televisión estatal VTV que las detenciones se produjeron luego de varios allanamientos en hoteles de la capital, y que producto de ellas "se han recabado importantísimas evidencias".
En la misma línea, el canciller venezolano Jorge Arreaza, aseguró que los restos de la desactivada célula rebelde que dirigía el fallecido ex policía Oscar Pérez, estuvieron vinculados al atentado.
"Cuando esa célula fue desmantelada, después de horas de negociación y de un inevitable enfrentamiento, algunos gobiernos se solidarizaron con los terroristas y algunos presidentes incluso han dicho que fue una ejecución extrajudicial, fíjense ustedes en las consecuencias", dijo Arreaza en una reunión con el cuerpo diplomático acreditado en el país.
Un magnicidio frustrado
Reverol además señaló que las investigaciones "han evidenciado" que el ataque constituyó "un delito de terrorismo y magnicidio en grado de frustración".
"Lo que deja claro que estos terroristas y sicarios han pasado a un nivel superior, incrementando el espiral de violencia", añadió.
De acuerdo con el funcionario, en el atentado fueron usados dos drones modelo DJI M600, "diseñados para trabajos industriales" y con capacidad para "soportar grandes cargas".
Los artefactos no hirieron a Maduro "gracias a las técnicas especiales" de la guardia de honor, encargada de la seguridad del presidente, y a la instalación de equipos inhibidores de señales que desorientaron a los drones, que se activaron "fuera del perímetro planificado por los sicarios".
En tanto los militares venezolanos declararon su "irrestricta lealtad" a Maduro, al tiempo que advirtieron que no permitirán que "sea vulnerada la soberanía" del país.