"Candelita que se prende, candelita que apagamos a coñazo", decía el grafiti en letras rojas que pintaba un joven durante la marcha estudiantil a favor del gobierno venezolano este miércoles.
Se refería a los estudiantes que protestan en contra del presidente Nicolás Maduro desde hace un mes, cuya causa ha sido denominada -por el mismo presidente- como una "candelita prendida".
Y coñazo, en Venezuela, significa golpe.
En el mes que ha pasado desde comenzaron las protestas masivas el pasado 12 de febrero, se han multiplicado los disturbios, los cierres de calles y las denuncias de torturas. Además, los términos se han ido radicalizando; ahora se habla de "terroristas", de "represión", de "golpe de Estado" y de "violación a los derechos humanos".
La jornada del miércoles -que dejó tres muertos, decenas de heridos, detenidos e innumerables daños- demostró que quienes pensaban que las aguas se habían calmado se equivocaban.
Estudiantes revolucionarios
El miércoles, marchaban a favor y en contra del gobierno un mes después de que estudiantes se alzaron -el 12 de febrero, mejor conocido como el #12F- frente a la Fiscalía para pedir la liberación de algunos de sus compañeros detenidos.
Aquel día murieron tres personas en medio de las protestas. Ya van, en total, 25 muertos este mes. Y el miércoles fallecieron otras tres personas en la ciudad de Valencia -un estudiante, un Guardia Nacional y un civil- en circunstancias aún difusas.
La marcha de los oficialistas era una caravana de entre tres y cinco camiones, unos de ellos repartiendo comida y otros con parlantes con música a todo volumen.
La sociedad venezolana se encuentra polarizada entre los partidarios y detractores del régimen chavista. (Foto: EFE)
A los camiones los rodeaban cientos de manifestantes con camisetas rojas, vendedores ambulantes y medios de comunicación afines al gobierno.
"Los estudiantes revolucionarios estamos a favor de la paz, mientras que los otros lo que quieren es violencia", le dijo a BBC Mundo Daniela Guerra, una estudiante que coordina la base chavista en la parroquia San Pedro, en el municipio caraqueño del Libertador.
La marcha de los seguidores del fallecido presidente Hugo Chávez pasó por Plaza Venezuela, no muy lejos de donde se concentraban los estudiantes opositores.
Estudiantes opositores
Estos últimos planeaban marchar hasta el centro de Caracas para pedir la renuncia de la Defensora del Pueblo, Gabriela Ramírez, quien ha ganado notoriedad por su postura ante las denuncias de violaciones de derechos humanos de las autoridades.
Pero la marcha se tuvo que detener en la simbólica Universidad Central de Venezuela por una barricada de las fuerzas oficiales compuesta de policías y soldados, tanquetas y vehículos blindados conocidos como "ballenas".
"Así no nos dejen pasar estamos dando el mensaje de que hay insatisfacción y se necesita un cambio", le dijo a BBC Mundo el estudiante Daniel Salazar, que estaba al frente de la barricada, con una máscara antigás colgada del cuello.
Los estudiantes -la mayoría vestidos de blanco, con crema de dientes bajo los ojos para mitigar el efecto de los gases lacrimógenos- lograron juntar a unas 7.000 personas, que cuando sonó el primer lanzamiento de un gas lacrimógeno pasaron a ser menos de mil.
La oposición y los adherentes a Maduro salieron ayer a las calles en manifestaciones paralelas que terminaron con disturbios y tres muertos. (Foto: EFE)
Ese lanzamiento marcó el inicio de una de las jornadas más violentas desde que arrancó esta ola de protestas.
Quizá uno de los eventos más llamativos del día fue el destrozo parcial de la Torre Británica, un edificio con oficinas del gobierno en el bastión opositor de la Plaza Altamira, por el que unos acusan a manifestantes opositores y otros a infiltrados enviados por el oficialismo en busca de generar violencia.
Pero, por muy mediática que haya sido la destrucción de la Torre, este tipo de sucesos se vieron en varias partes del país, como ha ocurrido en los últimos 30 días desde que se reactivaron las protestas.
Algo inédito
Mientras tanto, Maduro se reunió con estudiantes en Caracas y criticó a Ramón Muchacho -alcalde de la Chacao, donde se encuentra Altamira- por ser "incapaz" de controlar los disturbios.
Y, por la noche, a las 11PM hora local, el presidente ordenó "la actuación de la fuerza pública en las zonas de focos violentos en las próximas horas".
Lo que ocurrió el miércoles en Venezuela tuvo una enorme similitud a lo que pasó un mes antes, en el ya histórico 12F.
Hubo una marcha pacífica de la oposición que terminó en enfrentamientos con la policía. Hubo conciertos de cacerolas en forma de protesta a lo largo del país. Hubo reportes de muertos, heridos y detenidos. Hubo una intervención televisada del presidente.
Pero si bien las jornadas del 12F y el 12M tienen elementos similares, el fenómeno de las protestas ha ido cambiando: ahora, tras 30 días de repetición de los eventos día tras día, las protestas tienen las dimensiones de un hecho inédito en la historia reciente de Venezuela, y lo que nadie puede pronosticar es qué va a pasar en los días que vienen, con una crisis económica cada vez más aguda.
Nadie, pues, sabe cuán fuerte será el "coñazo". Ya no sólo el que pueden recibir los opositores, sino el que significará para Venezuela este mes de creciente y prolongada violencia.
La región mira a Venezuela
Ayer miércoles se reunió la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) que acordó enviar una misión de cancilleres a Venezuela para asesorar al gobierno en un diálogo que permita la paz.
Por su parte, el secretario de Estado de EE.UU., John Kerry, manifestó que su país está preparado para aplicar sanciones a Venezuela.