No es fácil llegar a fin de mes cuando el precio de un kilo de carne tipo asiento llega a casi 6 mil pesos en algunos supermercados, o el kilo de papas, producto básico en la cocina chilena, bordea los 700 pesos, una situación que podría empezar a cambiar tras las proyecciones que apuntan a una eventual baja en el precio de los alimentos.
En el último tiempo, los consumidores han tenido que enfrentar una ola de sucesivas alzas en el valor de su alimentación, lo que quedó reflejado en el Indice de Precios al Consumidor de abril, mes en el que los alimentos acumularon un alza de 8,4 por ciento respecto del mismo mes del 2011, mientras que la inflación general fue de un 3,5 por ciento.
Las mayores subidas las registraron precisamente las papas (55 por ciento), las frutas (21,3 por ciento) y la carne de vacuno (12,4 por ciento), así como el elemento vital de la once y el desayuno, el pan (6,8 por ciento).
La escalada de alzas es notoria si se revisa un dato entregado por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, quienes advirtieron en marzo que el IPC anual de alimentos en Chile subió a un 9,8 por ciento, mientras que desde el Ministerio de Desarrollo Social aseguraron que la canasta básica en febrero subió más de 4 mil pesos con respecto al mismo mes durante el año pasado.
Lo que viene
Sin embargo, algunos economistas se han atrevido a proyectar una baja en el costo de la alimentación, como es el caso de Joseph Ramos, académico de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile, quien, tras justificar las alzas pasadas por condiciones climáticas adversas y la inflación en el resto del mundo, aseguró que todo apunta a un cambio de escenario.
"Es de suponer que en promedio todos los años son normales, algunos son de sequía y otros de abundancia de agua, pero en un año normal, con una oferta normal, ciertamente no se esperaría que los alimentos siguieran creciendo a un ritmo del doble del IPC como fue los últimos dos años", aseguró el experto.
Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), el quintil más vulnerable destina el 58 por ciento de sus ingresos mensuales sólo a alimentación, lo cual fue refrendado por el economista de la Fundación Sol, Marcos Kremerman.
"Son familias que por lo general no ahorran y destinan gran parte de su presupuesto mensual a comprar bienes de primera necesidad, como son los alimentos", apuntó.
Así, el vicepresidente de la Asociación de Ferias Libres, Froilán Flores, invitó a los consumidores a acercarse desde ya a estos reductos callejeros, asegurando que son más baratos y que su "modelo de negocio es diferente al de los supermercados".