Tras el golpe de Estado de 1973 varios de los ministros del Gobierno de Salvador Allende fueron detenidos y enviados a campos de concentración. Entre ellos estaban los hermanos Jaime y José Tohá, titulares de las carteras de Agricultura y Defensa para el momento de la sublevación de las Fuerzas Armadas. Ambos fueron relegados a las Isla Dawson, en la Región de Magallanes.
Debido a su rápido deterioro en el cautiverio, José Tohá fue trasladado de vuelta a Santiago, al Hospital Militar, donde, según la versión de la dictadura, se suicidó a mediados de marzo de 1974. Diligencias forenses y judiciales determinaron, en octubre del año pasado, que el también ex ministro de Interior de la Unidad Popular entre 1970 y 1972 falleció asesinado por estrangulamiento.
Tras ser liberado Jaime Tohá salió al exilio y hoy, a 40 años de golpe, rememoró la época de la UP y las figuras de Salvador Allende y su hermano en Cooperativa.
"La llegada a esta radio me provoca una emoción muy especial, porque en la Isla Dawson los prisioneros habíamos conseguido de contrabando una pequeñísima radio a pila, muy precaria, y todas la noches escuchábamos las noticias, pero teníamos un turno para no estar todos alrededor: un preso escuchaba y después daba una 'conferencia de prensa' para dar las noticias más importantes", explicó.
"El 15 de marzo de 1974 me tocó a mí, y a las nueve de la noche escuché la señal de Radio Cooperativa que dice: 'José Tohá murió en el Hospital Militar. Se suicidó', y a mí me correspondió ir donde el resto de los presos y transmitir esta noticia", recordó.
Al lado de Allende
El ex ministro explicó que el 11 de septiembre del 73 fue para él "un día de muchas emociones, de mucho dramatismo, pero de mucha serenidad, al mismo tiempo".
"En ese momento uno no se daba cuenta de que estaba siendo parte de una página tan importante de la historia del país. Con José estuvimos juntos (en La Moneda) y estuve junto al Presidente mientras él daba su famoso discurso en Radio Magallanes. Estaba codo a codo con él, pero en ese momento no tenía noción de que esas palabras quedarían escritas en la historia no sólo de Chile, sino de la humanidad, como un legado que sigue iluminando a muchos chilenos, sobre todo en la juventud", relató.
Tohá estuvo junto a Allende hasta "pocos minutos antes de las 12, cuando el bombardeo era inminente. Después nosotros quedamos aislados en otro sector de La Moneda hasta las cuatro y media de la tarde, cuando una patrulla militar entró a ese lugar", en la zona de la Cancillería, que en esa época estaba en el mismo palacio.
El grupo en el que él estaba se enteró de la muerte de Allende "por una llamada telefónica que hizo Irma Almeyda -los teléfonos seguían funcionando-, quien le comunicó a Clodomiro que el Presidente estaba muerto. Nosotros pensábamos que muerto el Presidente Allende íbamos a correr igual suerte", pero en este momento fueron sólo detenidos.
Jaime Tohá afirmó que los crímenes de su hermano José, de Orlando Letelier y el general Prats, buscaron eliminar a quienes podían "construir entendimiento de las fuerzas democráticas".
Isla Dawson
Tras el golpe, "el día 15 se nos pide recoger nuestras cosas, nos llevan en buses (...). Las apuestas estaban dividas entre los que decían que íbamos a un avión al exterior y los que tenían un presentimiento más sombrío. Finalmente llegamos al grupo 10 de la FACh, donde fuimos muy maltratados, vejados, y luego subidos a un avión con destino desconocido".
"Llegamos (a la Isla Dawson) de madrugada, caminando con nieve, con frío", y "pasamos los primeros días paralogizados, sin poder creer que lo que estábamos viendo sucedía en nuestra patria".
"Nos recibió el comandante del campo y nos dijo que éramos prisioneros de guerra e íbamos a ser regidos por la Convención de Ginebra... Todo eso nos parecía una página sacada de un libro de fantasía, realmente. Fueron días muy duros, y que conseguimos sortear sobre la base de la gran hermandad que se forjó entre quienes compartimos".
Estaban en el grupo Sergio Bitar, Orlando Letelier, Edgardo Enriquez Frödden, Alfredo Joignant, Hugo Miranda, los doctores Patricio Guijón y Arturo Jirón, Sergio Vuskovic, Osvaldo Puccio (padre e hijo), "un grupo de gente maravillosa; compartimos con mucha entereza y hermandad", recordó Tohá.
La razón de los crímenes
El intendente de la Región de Biobío bajo el Gobierno de Michelle Bachelet planteó además una tesis para explicarse el motivo del asesinato de su hermano y otros destacados personeros políticos de la oposición de la dictadura.
"Si usted analiza las personas que fueron asesinadas con posterioridad al golpe militar, hay una cierta coincidencia: hombres de paz, hombres de concordia, de entendimiento", dijo en El Diario de Cooperativa.
"José Tohá, Orlando Letelier, el general Prats... en el mundo militar este tipo de personas eran vistas con especial recelo. Yo estoy seguro de que se los veía como hombres que podrían ser los que construirían el mundo futuro de un entendimiento entre las fuerzas democráticas", argumentó.
También está el caso del "Presidente Frei –que todo indica que fue asesinado-, Tucapel Jiménez; hay una coincidencia muy clara entre quienes eran las personas que podrían en el Chile del futuro empezar a reconstruir el tejido social, los acuerdos políticos que permitirían superar la dictadura", indicó.
"No debo pedir perdón"
A 40 años de golpe Tohá consideró que "ha habido un exceso de 'perdones'; algunos, sin duda, bienintencionados".
"Yo, personalmente, no siento ningún motivo por el que tendría que pedir perdón. Fui parte de un Gobierno constitucional, en que se trató de dar dignidad, justicia, que los campesinos que vivían en condiciones miserables pudieran conocer la dignidad, que los trabajadores pudieran ser parte de su destino, que los niños recibieran medio litro de leche, todo eso en un marco de pleno apego a la constitucionalidad y al correcto funcionamiento de las instituciones. Por haber sido parte de ese Gobierno yo no siento ninguna necesidad de pedir perdón", declamó.
"Si a mí me dicen: 'Éstas son las personas que estrangularon a tu hermano José como agentes del Estado a plena luz del día', cuando yo sepa quiénes son, cuáles son sus rostros, cómo se llaman, sí voy a evaluar la posibilidad de perdonarlos a ellos, pero yo en este minuto no tengo motivos para pedir perdón", insistió.
Situación distinta es la del "Partido Socialista, que le falló a su Presidente. Yo no me incluyo entre quienes estuvieron en esas posiciones, pero asumo en plenitud que el Partido Socialista no estuvo a la altura de lo que el Presidente Allende concebía como el proceso chileno al socialismo".
"Hubo una mala comprensión de eso y fue un permanente problema para el Gobierno del Presidente Allende. Ahí hay una responsabilidad política evidente", pero que ha sido reconocida en una "autocrítica profunda", mientras "los partidos de derecha" no han hecho "ese mismo ejercicio" y siguen defendiendo "la liberación de Chile" del 11 de septiembre del 73, concluyó.