Tras conocerse que un grupo de seis de los 120 reos que cumplen condenas en Punta Peuco por crímenes de lesa humanidad pretenden pedir perdón por aquellos ilícitos cometidos en la época de la dictadura, los familiares de víctimas reaccionaron con cierto resquemor a este anunció.
Entre ellos, Manuel Guerrero Antequera, hijo del militante comunista homónimo que fue asesinado en 1985 por personal de la Dicomcar de Carabineros en el episodio denominado "caso Degollados", quien publicó una carta en su perfil de Facebook donde se refiere al perdón.
"¿Y a los asesinos? Ah, con ellos justicia. Nada más. Ni nada menos", sostuvo Guerrero al concluir su misiva donde recuerda las vivencias y dificultades a la hora de perdonar y perdonarse por el suceso ocurrido con su progenitor.
"Al primero que me tomó años perdonar fue a mi mismo. El no haber podido hacer más para que mi papá apareciera con vida, entre la mañana del 29 y el mediodía del 30 de marzo de 1985, me tomó tiempo perdonármelo. Muchas veces me han preguntado por si he sentido rabia, y sí, sentí mucha, pero principalmente conmigo mismo. Intenté, a minutos que se lo llevaron, movilizar a la opinión pública llamando a Sergio Campos a Radio Cooperativa para denunciar el plagio. Luego, armar velatones y un largo etcétera frenético, hasta que al día siguiente el director de mi escuela me llevó a un lado por la tarde, para contarme que había aparecido mi papá degollado en Quilicura", expresó.
"Más difícil resultó perdonar a mi propio padre. Porque él corrió riesgos a mis ojos innecesarios. Porque se expuso al máximo, porque abusó de su buena fortuna. Porque tenía hijos y quedamos huachos. Porque nunca paró su activismo. Porque otros le sobrevivieron y les miro y veo crecer con sus hijos y nietos y yo no he tenido ese privilegio".
"Me costó comprender que mi padre no sería mi papá, sino fuese aquél que tomó la opción más dura, porque toda su generación fue exterminada, y él era un sobreviviente que no descansaría de hacer lo que fuera posible por dar con los responsables. Y murió en su ley, porque era coherente al punto de ser un mártir. Hoy lo perdono, y acojo como el joven de 35 años, lleno de sueños, de experiencias crudas y maravillosas, alguien que fue pura intensidad, y que desde su condición de activista permanente me amó al infinito y no me quiso causar daño", añadió.
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Presidente de Suprema evalúa participación
La ceremonia en la que pedirán perdón se realizará el día viernes en una ceremonia ecuménica.
De acuerdo con la versión, los organizadores analizan la posibilidad de invitar al presidente de la Corte Suprema, Hugo Dolmestch, quien se ha manifestado a favor de reconocer el derecho a la libertad condicional de los condenados por violaciones a los derechos humanos.
Respecto a su eventual participación, la autoridad señaló que "lo voy a estudiar, pero me parecería en principio que no es lo más correcto, porque no tengo ninguna infidencia ni personal ni institucional respecto de esto. Yo lo único que he dicho es que creo fervientemente es que sí debe aceptarse o debe decretarse una acción como la que se pretende".
En tanto, el abogado de Miguel Krassnoff, Raúl Meza, sostuvo que "estamos hablando de un acto personalísimo, individual y voluntario de perdón, que no representa al resto de los reos de Punta Peuco ni tampoco debe dársele un significado de perdón colectivo".
Por su parte, la presidenta de la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos, Alicia Lira, comentó que "ningún gesto de esa calidad no puede dejar de ir acompañado por los gestos y los gestos que ellos tienen en su memoria, a su alcance y en sus archivos es entregar la verdad en los procesos que llevan los ministros en visita".