La recuperación de la Reserva Nacional China Muerta, comprendida entre las comunas de Lonquimay y Melipeuco, en la Región de La Araucanía, demorará al menos 300 años en el caso de las especies con daño parcial, mientras que comenzar con la plantación desde cero de especies nativas, demorará aún más tiempo.
El incendio forestal que en marzo arrasó con 6.599 hectáreas, lo que equivale a un 40 por ciento del parque, quemó principalmente bosque nativo, acabando con ejemplares de araucarias, cipreses, coigües y lengas, sin contar el daño a la fauna por la destrucción del entorno, afectando a especies protegidas como el pudú, puma y monito del monte.
Ante este panorama, el director regional de Conaf, Alfredo Mascareño, se refirió en El Mercurio al trabajo que realiza la institución en la zona para recuperar la vegetación perdida, sobre lo que detalló que "es un proceso en el que se trabajará muy de cerca con las comunidades pehuenches".
"Hay que dialogar con ellos, pero se pueden establecer iniciativas que ya han funcionado en otras zonas, como que ellos construyan viveros en sus terrenos donde planten las especies que van a ir reforestando las zonas dañadas", añadió.
En cuanto a estas medidas serán aplicadas junto a la cuantificación del daño, proceso que comenzará a fin de abril, momento en el que se espera haber acabado con todos los focos activos del incendio.
Sobre el daño Mauro González, académico de la Universidad Austral, explicó que "si un bosque antiguo o adulto de araucarias se quema y mueren los individuos, la recuperación desde un inicio va a ser más lenta para tener un bosque de las características y magnificencia que tenía".
Mientras que en los casos de las especies afectadas medianamente, la "rapidez" de la recuperación no baja de los 300 años, para volver al aspecto previo al incendio, ya que "cuando hablamos de rapidez, tenemos que entender que no es la rapidez desde el punto de vista del ser humano", agregó el académico.
Resiliencia de las araucarias
Por su parte, Rodrigo Catalán, ingeniero forestal de Word Wide Found for Nature (WWF), indicó que "se ha estudiado que en los últimos siglos los bosques de araucarias han estado expuestos al fuego y que han generado resiliencia ante estos eventos".
De acuerdo con el profesional, esta resiliencia se explicaría por la textura y grosor de su tronco, capacidad que podría mantener vivas a ejemplares de esta especie que se encuentren dentro del área afectada, siempre y cuando la copa de estos se haya salvado de las llamas.
La investigación que lleva a cabo la Fiscalía asegura que el fuego comenzó por causas humanas, aunque se espera dilucidar si fue intencional o por una negligencia.