Cerca de 300 fieles llegaron hasta la iglesia de San Miguel de Azapa, ubicada a 12 kilómetros de la ciudad de Arica, para participar en la misa que da inicio a las celebraciones de las Cruces de Mayo, festividad que es celebrada en cada uno de los pueblos de la Región de Arica y Parinacota.
En la oportunidad, el párroco Teodosio Mamani bendijo 72 cruces portadas por los feligreses, quienes instalarán cada uno de estos símbolos por distintos puntos de la región, como ofrenda a la Pachamama por los frutos adquiridos, según cuentan las creencias populares de la zona.
"Esta es una fiesta maravillosa, llena de raíces e historia, a la que llegan con 72 cruces de diferentes pueblos de la comuna y de la región. Es una invitación a mirar la espiritualidad propia de nuestra tierra", señaló el alcalde de Arica, Gerardo Espíndola.
Fiesta altiplánica
Las Cruces de Mayo son celebradas por las comunidades indígenas y afrodescendientes de la región norte de Chile. Durante una semana los mayordomos y alferez organizan actos religiosos y actividades comunitarias en torno a las cruces de los cerros sagrados y apachetas, jornadas acompañadas de música y danzas tradicionales.
"La fiesta de las cruces es la celebración muy típica de la gente adulta; nosotros somos una de las parejas más jóvenes que adquirieron el compromiso con el apoyo y ayuda de la familia", explicaron Bárbara Saavedra y José Monárdez, una pareja de Socoroma que aceptó actuar como mayordomos de la Cruz de Yapabelina.
El origen de las Cruces de Mayo se remonta a la conquista española, época en la que los misioneros al desconocer la lengua de los nativos hicieron uso de las cruces y elementos locales para difundir el mensaje cristiano.