Un majestuoso espectáculo se vivió durante los primeros minutos de 2007 en la bahía de Valparaíso y en la costa de Viña del Mar y Concón, con el Año Nuevo en el Mar 2007, show pirotécnico que hizo detonar más de 20.000 bombas, iluminando los cielos ante la maravillada mirada de cerca de un millón 300 mil personas que coparon las calles, cerros y cuanto lugar hubiera disponible.
En total, fueron 21 kilómetros de costa iluminados por los fuegos de artificio, que muchos sólo pudieron apreciar parcialmente, por la extensión que involucraba, pero otros -desde lo alto de los cerros porteños o la misma bahía- dimensionaron en su totalidad.
El orgullo de los alcaldes Aldo Cornejo, Virginia Reginato y Oscar Sumonte, de Valparaíso, Viña del Mar y Concón, respectivamente, se hizo notar, pues, tal como aseguran los expertos españoles que producen el espectáculo, saben que son actores de un evento que ya alcanza ribetes mundiales, a la par con las grandes capitales del primer mundo.
Tras los 25 minutos de luces, los cientos de miles de espectadores comenzaron a desplazarse hacia sus destinos, ya sea hogares o las cientos de fiestas que colman el principal puerto chileno y sus localidades aledañas.
Santiago también iluminó su cielo
En la capital, como ya se ha hecho tradición, los fuegos artificiales también tuvieron su espacio, ya sea en Las Condes, Renca o Pudahuel, pero sin duda la principal atracción de la urbe fue la Torre Entel, donde alrededor de cinco toneladas de bombas fueron lanzadas desde una de las terrazas de la estructura, a 120 metros de altura.
Ya antes de la medianoche miles de santiaguinos se habían reunido en el sector para esperar la llegada del año 2007, al ritmo de la Sonora Tomo como Rey y los Reggaeton Boys, que elevaron la temperatura en los estertores del año viejo.
La Cuarta Región también dijo presente
Por cerca de 25 minutos se extendieron los fuegos artificiales en el balneario de La Serena, los cuales fueron lanzados desde cuatro puntos: al sur del faro Monumental, en el sector Cuatro Esquinas, en la playa Changa y desde una motonave en el puerto de Coquimbo.
Así, como en otras decenas de localidades a lo largo del país, los chilenos celebraron la llegada de un nuevo año, con los tradicionales deseos de prosperidad, ya sea en el seno familiar o en medio de las cientos de labores que no importando el cambio de calendario deben continuar. (Cooperativa.cl)