El cónsul chileno en Haití, Diego Rivera, salió al paso de las declaraciones entregadas por la familia de Guillermo Arévalo, sargento de la Armada que murió baleado en Haití a la salida de un restaurante.
Rivera descartó haber sido atendido por Arévalo como chofer esa noche, que fue la versión entregada por la familia, y aseguró que su única participación en el hecho fue prestarle ayuda.
"Cuando lo veo, trato de abrir la puerta del auto. Estaba inconsciente, le empiezo a golpear el vidrio y como que reacciona y como que balbucea", relató el cónsul a La Segunda.
El diplomático afirmó que "de todo lo que se ha dicho, la mitad es verdad y la mitad es mentira, yo auxilié a esta persona, fui la persona que lo encontró (...), por esas cosas de la vida pasé cerca del lugar, me acerqué porque me pareció muy raro ver el auto a esa hora de la mañana y me encontré a mi querido amigo adentro".
Las versiones preliminares hablaban de que Arellano fue el chofer del cónsul y lo había trasladado a una cena para luego pasar a buscarlo.
"Falso, todo es falso. Yo estaba en mi casa, es más cuando lo encuentro yo estaba con pijama, porque yo salí a comprar dos hotdogs a un Esso Market que hay cerca", enfatizó.
Según su relato, al encontrarse con el vehículo con patente diplomática, Arévalo "estaba vivo" y le dijo, "me cagaron, me cagaron, me cagaron".
Esta noche viajó a Haití una delegación del Estado Mayor con el fin de realizar una investigación sobre la muerte del uniformado. Asimismo, la cancillería anunció que enviará en misión especial al embajador de Chile en Honduras, Rodrigo Pérez, con el mismo fin.