Más de dos meses han pasado desde que, el 21 de mayo en Valparaíso, el sargento segundo de Carabineros Manuel Noya Pavis disparó, desde el carro lanzagua, un chorro que botó al suelo al estudiante Rodrigo Avilés, quien quedó grave tras golpearse la cabeza.
La institución desvinculó al pitonero, quien actualmente vive en Valparaíso junto a sus padres y la madre de su primer hijo, recién nacido.
Testimonios de cercanos consultados por el diario La Segunda señalan que, radicado en el Cerro Los Placeres, Noya no responde a las llamadas ni desea referirse al incidente. Tampoco ha querido buscar trabajo, ya que está a la espera de la resolución judicial del caso.
Un ex compañero dijo al vespertino que percibe que Noya está deprimido: "Sara (la madre de su hijo) lo ha ayudado a salir adelante, pero es difícil para él por lo que pasó, porque está imputado y porque también lo dieron de baja de la institución después de 20 años".
"Él esperaba que lo alejaran de sus funciones hasta que el caso se resolviera en tribunales, pero lo sacaron de Carabineros", dijo la fuente a La Segunda.
Tras pasar dos meses hospitalizado, el estudiante fue dado de alta recién la semana pasada. (Foto: UNE)
El respaldo de los amigos
Sin embargo, Noya mantiene contactos con sus amigos del "Kraken Moto Club" y con sus ex compañeros de la 40° comisaría de Fuerzas Especiales de Lo Espejo, a quienes todavía visita.
Según recoge el diario, los ex compañeros hicieron una colecta para entregarle dinero y le hicieron una fiesta sorpresa, donde le obsequiaron implementos para su guagua.
Los familiares de Noya "se han preocupado bastante por él, ellos lo han pasado bastante mal, sobre todo sus dos hermanas mayores. Lo apoyan, pero están muy preocupados", señalan.