José Miguel Insulza analizó este jueves en Cooperativa el impasse que hizo dudar, durante los últimos días, de la continuidad del subsecretario Mahmud Aleuy, a propósito del manejo del Gobierno frente a los hechos de violencia rural en el sur y la huelga de hambre de comuneros mapuche.
Orgulloso de haber pasado "10 años y ocho meses" ininterrumpidos como ministro de Estado (entre 1994 y 2005), Insulza comentó que en este conflicto "hay dos temas distintos" involucrados.
"Yo creo plenamente que Mahmud Aleuy -el 'Pancho' Aleuy, como le decimos nosotros- cuenta con el respaldo de la Presidenta y que su pedido de vacaciones es real, porque yo había sabido ya que estaba bastante agotado y estaba trabajando demasiado hacía mucho tiempo. Eso es una cosa, otra es que, ciertamente, tampoco se puede decir que no pasó nada", dijo el hoy candidato a senador.
"Desde luego pasaron cosas, al menos hubo preocupación por el tema: una discrepancia clara entre lo que dijo el subsecretario pocos días antes y el ministro (Marcos Barraza) algunos días después, y creo que eso causó la confusión", pero "no se pone en duda en absoluto la palabra de la Presidenta de la República cuando dice que (Aleuy) es una persona cercana, leal a ella, por quien tiene afecto. Eso me consta a mí, está fuera de discusión", comentó.
"Un remezón, no un terremoto"
"Lo que a mí me parece es que no se puede decir que no pasó nada, porque ciertamente fue un remezón. No fue un terremoto, pero fue un remezón, fundamentalmente por la nueva presencia de aparentes discrepancias en el Gobierno", dijo.
En este impasse "definitivamente hubo discrepancia, pero también una desprolijidad: hay un ministro y hay un subsecretario, el ministro decide y el subsecretario no va a estar al mismo nivel que el ministro, pero habría sido razonable consultarlo antes de hacer un cambio tan importante como el que se hizo (la calificación de la querella contra los comuneros) y discutirlo con él, fundamentalmente porque es la persona que lleva el día a día y habla con las policías".
El ex secretario general de la OEA sostuvo que "muchas veces ocurren discrepancias en los gobiernos, pero hay que encontrar un método para ventilarlas en privado, que no trasciendan a la opinión pública. Esas (diferencias) son legítimas en un grupo colectivo, pero no deberían trascender, porque el Gobierno es uno solo".
Coherencia si se elige "el camino duro"
Respecto al tema de fondo que desató la polémica, el abogado aclaró que "calificar un acto de terrorista o no, no cambia las penas", y que "el delito de incendio tiene una pena bastante alta en el Código Penal", pero, desde la persepectiva de un Gobierno, "al ocurrir los hechos se toma una decisión: se va por Ley de Seguridad Interior de Estado, por Ley Antiterrorista o por el procedimiento penal común".
"Yo creo que eso hay que definirlo con mucho cuidado, incluso tomarse un par de días si es necesario, no se puede decidir apresuradamente, y sobre todo, si uno toma el camino más duro –que yo no siempre, no todas las veces, he sido partidario de tomar- uno debe estar decidido de continuar en él, porque cambiarse y decir: 'No fue este delito, fue otro delito' es complicado", advirtió.
"Cuando se cambia (la calificacion) sin que lo sepa el que está transmitiendo la voz (a los jefes policiales), por cierto se crea una dificultad; se resiente el mando del subsecretario", como ocurrió en este caso.
"¿Sin él (Aleuy) se pierde a quien maneja La Moneda?", preguntó El Diario de Cooperativa. "Yo creo que sí... de alguna manera eso podría haber ocurrido, pero espero que no ocurra, con la decisión de la Presidenta y la decisión de él, y que en 15 ó 20 días más, cuando él vuelva (de las vacaciones), las cosas estén más calmadas", finalizó "el pánzer".