Los 65 años del tradicional hotel de Santiago culminaron con una ceremonia simbólica donde participaron funcionarios y huéspedes del edificio.
El Hotel Carrera, adquirido por el Gobierno para el traslado y funcionamiento del Ministerio de Relaciones Exteriores, cerró definitivamente sus puertas y empezará a ser remodelado para acoger a los funcionarios gubernamentales.
Con un desayuno para sus últimos huéspedes y el chequeo de salida o check out respectivo, se dio por finalizado el cierre del céntrico y tradicional hotel, lo cual se selló con el cierre de las puertas con un enorme candado por parte del gerente del lugar, Paulo Rosales.
Los empleados seguirán trabajando en otros hoteles pertenecientes al Grupo Luksic, el último propietario del Carrera, que decidió venderlo a la Cancillería.
El edificio, avaluado en más de 20 millones de dólares (aproximadamente 12.000 millones de pesos), comenzará a funcionar por completo para el Gobierno el 1 de enero de 2005 y conservará algunos objetos que no fueron rematados el 29 de enero pasado, como el número de las habitaciones, que pasarán a denominar a las oficinas, los picaportes con el símbolo del hotel, las fotos autografiadas y la barra.
El Hotel Carrera, considerado como patrimonio histórico de Santiago, fue construido entre los años 1937 y 1940.
La obra fue concretada como parte del proyecto "Barrio Cívico", que presentó el ex ministro de Hacienda Gustavo Ross Santa María al presidente Arturo Alessandri Palma.
Ambos entregaron la misión de construir este lujoso edificio a los arquitectos Smith Solar y Smith Miller, padre e hijo respectivamente.
Los cantantes mexicanos Luis Miguel, Juan Gabriel o Jorge Negrete, así como los futbolistas Pelé y Diego Maradona, se contaron entre sus huéspedes, mientras en los años 50 el artista francés Gilbert Becaud, poco conocido en ese momento, entretenía a los clientes del bar tocando el piano y cantando.
Otra de las anécdotas del recinto la protagonizó a fines de la década de 1940 la cantante argentina Libertad Lamarque protagonizó un intento de suicidio, al lanzarse desde una ventana del segundo piso, agobiada por una pena de amor.
