Denunciante del caso Maristas cuenta que Precht abusó de él durante la confesión

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Autor: Cooperativa.cl

Eneas Espinoza relató cómo se convirtió en víctima de quien era "la voz portadora de la defensa de los débiles en dictadura".

Dijo que le cuesta entender su cercanía con Raúl Hasbún, el cura al que "veía en la tele" respaldando a Pinochet.

Denunciante del caso Maristas cuenta que Precht abusó de él durante la confesión
 UNO (archivo)

El Vaticano le quitó la calidad de sacerdote a Precht de forma inapelable.

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Eneas Espinoza, uno de los denunciante del caso Maristas, se refirió -en una columna publicada en Cooperativa- a la expulsión de Cristián Precht del sacerdocio y a la decisión anunciada por su "abogado canónico", Raúl Hasbún, de buscar la anulación de la sentencia vaticana.

"Cristián Precht ya no es más sacerdote. No podrá seguir usando la sotana y la confianza de las familias para aproximarse a potenciales víctimas. A pesar de que la sentencia del Vaticano es inapelable, su defensor, el cura Raúl Hasbún, dice que apelarán, 'que ni siquiera se le haya instruido un proceso', alegando 'la denegación del derecho de defensa'", comenta Espinoza, quien reflexiona sobre las luces y sombras del mes de septiembre, al contrastar el rol que jugaron ambos religiosos durante la dictadura.

"Sus palabras (de Hasbún) rebotan en mi cabeza y me trasladan a mi infancia, cuando lo veía en la tele defender la dictadura como si se tratara de una cruzada religiosa y todo crimen y violación de los DDHH tuviera sentido porque Pinochet y sus secuaces eran paladines de un orden divino. En la radio, en cambio, la voz de Precht hablaba desde la Vicaría (de la Solidaridad) y las sombras parecían ser un poco más claras", reflexiona.

Eneas Espinoza relata que, tras haber sido abusado de niño por el hermano marista Adolfo Fuentes, "evitaba toda situación privada con un religioso, costase lo que costase", y que cuando "ya en educación media" tuvo que confesarse para recibir el sacramento de la confirmación le "alegró que fuese Precht el que estaba allí sentado". 

Sin embargo, "el alivio duró poco, la puerta se cerró muy rápido y casi al instante la voz portadora de la defensa de los débiles en dictadura era la misma que me susurraba al oído mientras tocaba partes de mi cuerpo que nadie le debe tocar a un chico".

"Todavía me cuesta entender cómo Precht y Hasbún terminaron tan juntos", señala Eneas, que se cuadra con la demanda de los sobrevivientes de abusos respecto a "la expulsión de la Congregación Marista de TODOS los delincuentes sexuales que siguen bajo su alero".

 

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