El obispo de Rancagua, Alejandro Goic, lamentó este sábado, en conversación con Cooperativa, el deceso del sacerdote Alfonso Baeza, a quien calificó como "un amigo, un hermano y un gran colaborador".
"Todos los que fuimos cercanos a él hemos perdido un gran amigo y a un gran sacerdote. Yo tengo una especial gratitud por nuestro querido hermano Alfonso, porque durante los seis años que fui presidente de la Conferencia Episcopal, entre el 2004 y 2010, él fue uno de mis apoyos fundamentales", dijo el hoy vicepresidente de los obispos chilenos.
"Toda su historia fue así: un hombre preocupado de los demás, especialmente de los que eran vulnerados en sus derechos fundamentales. Siento que hemos perdido a un gran chileno, a un gran pastor, a un sacerdote ejemplar, íntegro en todos los aspectos", afirmó Goic.
Según el prelado, Alfoso Baeza "realizó lo que -en una expresión muy gráfica- ha señalado el papa Francisco: era un 'pastor con olor a oveja', es decir, un pastor entregado 100 por ciento".
Esto se refleja, por ejemplo, en que "nunca buscó hacer una 'carrera' eclesiástica. Se cuenta que le habían ofrecido en algún momento de su vida ser obispo y, con mucha sencillez, le habría dicho al nuncio de la época: 'Tengo fe, gracias a Dios, pero no la suficiente. Me alcanza para ser cura y no para ser obispo'. Es una anécdota cierta, por lo que he sabido, y expresa que su meta no era escalar en la jerarquía eclesiástica. Su meta era servir, dar la vida, gastar su existencia al servicio de los que eran perseguidos, de los trabajadores, al servicio de los más humildes", ya que "no había ninguna causa de injusticia donde Alfonso no estuviera de alguna manera involucrado", recordó el prelado.
El legado
Durante la dictadura Baeza "fue integrante del Comité Pro Paz" y después, "como vicario de la Pastoral de los Trabajadores (...) siempre estuvo defendiendo la dignidad, los derechos de los trabajadores", cuando desde la autoridad "no era bien visto apoyar las organizaciones de los trabajadores".
"Él no tuvo miedo, porque lo hacía desde su amor a Jesucristo. Yo creo que fue uno de los sacerdotes que entendió fuertemente la dimensión social de la fe (...) Hizo de su fe su vida y de su vida su fe", reflexionó Goic.
"No había dualismos en él. En todo lo que hacía trataba de ser fiel al mensaje de Jesucristo y eso es, lo que nos deja como legado, especialmente a las nuevas generaciones de sacerdotes: que vivan preocupados de la gente, que nos quiere cercanos, sencillos, acogedores", finalizó el obispo, quien asistirá esta tarde a la misa fúnebre en memoria del fallecido ex vicario.