Un grupo de parlamentarios del Frente Amplio busca impulsar un proyecto para derogar la Ley 20.100 que le otorgó la nacionalidad chilena por gracia especial al arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati, acusando su rol en los casos de abuso sexual en la Iglesia Católica chilena y sus polémicos dichos a propósito de la ley de identidad de género.
El cardenal, nacido en la italiana Campiglia dei Berici, obtuvo la condición en 2006 luego que la Cámara de Diputados de ese entonces la aprobara unánimemente "como un reconocimiento a la fructífera y valiosa labor que durante más de 30 años ha desarrollado en beneficio de los desposeídos, particularmente, en actividades académicas, públicas y privadas, contribuyendo al progreso de la educación y al desarrollo y formación de los más necesitados".
A través de redes sociales surgió una campaña que recolecta firmas para revocar la nacionalidad por gracia otorgada a Ezzati, que ya suma más de 1.000 apoyos; cruzada a la que hoy se unieron legisladores frenteamplistas.
El diputado de Revolución Democrática, Renato Garín, es quien pretende impulsar el proyecto en el Congreso, que es analizado por su par del Movimiento Autonomista, Gonzalo Winter: "Todavía está en estado de reflexión", dijo este último.
"Yo esto lo había conversado con integrantes del Movimiento Autonomista, pero creo que se hace muy evidente que el señor Ezzati, por el cargo que ocupa, había sido depositario de la confianza de millones de chilenos y, lejos de comportarse como un pastor, el señor Ezzati se ha comportado permanentemente como una persona cruel", afirmó el diputado.
Esto, sostuvo, por "sus últimas declaraciones sobre la Ley de Identidad de Género ("No porque a un gato le pongo nombre de perro comienza a ser perro", dijo el cardenal) y, además, en su rol de dirigente, con una excesiva tolerancia con actitudes delincuenciales".
Fernando Ramos: Para un papa no le es tan fácil sacar un obispo
En la última jornada del X Sínodo de Santiago, cuyo tema central es "Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional", el obispo auxiliar Fernando Ramos, también secretario general de la Conferencia Episcopal, se refirió a la reunión que tuvo junto a los otros 33 obispos con el papa Francisco por los casos de abuso sexual en la Iglesia y los encubrimientos.
Allí explicó la decisión de todos los obispos chilenos de poner sus cargos a disposición del pontífice.
"Cuando llegamos dijimos que veníamos con dolor y vegüenza, y cuando nos fuimos, yo personalmente también me fui con dolor y vergüenza. Aquí no se trata de entrar a la lógica de 'tú eres culpable, tú eres culpable", sino que es otra la realidad que nos invitó el papa: hacer una reflexion comunitaria, colegial, de ver cada uno sus propias responsabilidades y juntos asumir esta situación", comentó el sacerdote.
"Para un papa no le es tan fácil sacar un obispo. La remoción de un obispo es un proceso muy largo, muy complejo, y nosotros dijimos 'no, no queremos aparecer como que nos estamos defendiendo, sino más bien poner todos nuestros y nuestra vida a disposición del Santo Padre para llenar los caminos", explicó.
En tanto, los obispos más cuestionados en el caso Karadima -Juan Barros, de Osorno; Horacio Valenzuela, de Talca; Tomislov Koljatic, de Linares; y uno de los siete episcopales auxiliares de Santiago, Andrés Arteaga- no oficiaron misa este fin de semana en sus respectivas diócesis.
Saffirio denunció presiones de obispo de Temuco
Mientras, hay críticas también al obispo de Temuco, Héctor Vargas. El diputado René Saffirio (independiente) impulsa en el Congreso el proyecto de ley que envió el año pasado para modificar el Código de Procedimiento Civil, para así eliminar los privilegios de las autoridades religiosas en procesos judiciales, como por ejemplo, el estar exentos de comparecer a tribunales y la posibilidad de declarar en sus domicilios.
En medio de la difusión del proyecto, el parlamentario dijo que "el viernes en la noche me llamó el obispo Vargas, visiblemente molesto, pidiendo explicaciones por este proyecto, a lo que le contesté, por supuesto, que el Estado y la Iglesia de Chile son dos órganos autónomos e independientes y que él no podía pretender, bajo su condición de obispo, buscar que no se hiciera lo que correspondía desde el punto de vista legislativo, que no iba a permitir intromisiones en mi labor legislativa".
"Él estaba absoluta y completamente fuera de sí, indignado, muy grosero, jamás me imaginé que alguna vez iba a escuchar a un obispo hablar con el lenguaje que él utilizó", denunció.