La madre de Jorge Matute, María Teresa Johns, calificó como "el mejor regalo que Dios me ha dado" la decisión del ministro en visita, Jaime Solís, de reabrir la investigación por la muerte de su hijo, cuyos restos fueron encontrados en febrero de 2004 tras más de cuatro años desaparecido.
En conversación con Cooperativa, Johns se mostró "muy contenta" y "muy esperanzada" con la reapertura del sumario aunque indicó que "hay que tratar esto con mucha cautela".
"Nunca se me va a olvidar cuando apareció el cuerpo de mi hijo y el ministro Solís, que me quedó muy grabado su nombre, fue el que llegó al lugar, porque Juan Rubilar estaba de vacaciones", recordó la madre del joven fallecido.
"Le pedí acaso podía bajar y me dijo que iba a ver y me dejó bajar donde habían encontrado a mi hijo, entonces, creo que si hubiera estado el ministro Rubilar, nunca lo habría hecho, porque nunca me quiso recibir, nunca quiso hacer ninguna diligencia, se le pedían y no las hacía", agregó María Teresa Johns.
"Después se enfermaba, asumía el ministro Solís, hacía las diligencias y después llegaba Rubilar y otra vez se estancaba el caso y después al final, me lo cerró", añadió.
"Tengo toda mi esperanza y voy a tomarlo con mucha cautela. Todas las cosas que el ministro decida hacer, a ninguna le voy a decir que no porque creo que este es el mejor regalo que Dios me ha dado, por tanto que le he pedido durante casi 15 años", sentenció la afectada.
Prometí que iba a seguir luchando mientras viviera
María Teresa Johns criticó que "fueron tantas cosas las que quedaron pendientes, por ejemplo, cuando el sacerdote dijo que sabía la verdad y que la iba a decir para el funeral de 'Coke' y después no dijo nada. Hay tantas diligencias más que el ministro Rubilar nunca las quiso hacer".
"Cuando Jorge (Matute Matute, padre del joven fallecido) empezó a agravarse, se fue con una pena muy grande, incluso las enfermeras que lo cuidaban me dijeron que él llamaba mucho a 'Coke' cuando ya estaba cayendo en coma y yo le prometí que no iba a bajar los brazos e iba a seguir luchando mientras viviera", añadió a Cooperativa.
"Para mí todos los días era una pena terrible decir 'toco y toco puertas y nada', no quiero irme también sin saber qué dijo mi hijo, por lo menos esa noche, qué le pasó, qué le sucedió", concluyó.