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El testimonio de un padre que tuvo a su hijo "atrapado" en la secta de Colliguay

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Autor: Cooperativa.cl

Jaime Undurraga contó a Cooperativa el proceso de "control mental destructivo" que impuso "Antares de la luz" a los miembros del grupo.

Esto surge de "vulnerabilidades emocionales" y "una ansiedad espiritual sin respuesta", explicó.

El testimonio de un padre que tuvo a su hijo
 UNO / Archivo

Pablo Undurraga Atria pasó más de un año en la cárcel y actualmente se encuentra bajo arresto domiciliario.

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"Mi hijo atrapado por una secta" es el nombre de un libro escrito por el abogado Jaime Undurraga Matta que da cuenta del "terremoto" que supuso para él y su familia la implicación de su hijo menor en la tristemente célebre "secta de Colliguay", liderada por Ramón Castillo Gaete, alias "Antares de la luz".

"La primera razón (de escribirlo) fue explicarme cómo podía un hijo mío llegar a eso, pero una vez que empecé a estudiar y ver la literatura sobre el tema –que es bastante amplia, sobre todo en Estados Unidos-, consideré que era una canallada no difundir este sistema del control mental destructivo y dar algunos antecedentes para prevenirlo", explicó Jaime Undurraga a Una Nueva Mañana.

Pablo Undurraga Atria y su pareja, Carolina Vargas, fueron parte del rito en el que "Antares" sacrificó ritualmente a un recién nacido. En aquél momento "ellos no pensaban; eso fue lo que vine a descubrir después, cuando me puse a estudiar esto", explicó su padre.

"Ése es el control mental destructivo", un sistema de "efectos terroríficos, que te lleva a anular absolutamente tu voluntad" y que, en el caso de Colliguay, fue implementado mediante "ayunos, falta de sueño, castigos frecuentes, órdenes descabelladas a cualquier hora, trabajo físico permanente y abuso sexual de todas las mujeres del grupo", explicó el autor.

 

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Pablo Undurraga está hoy en la casa de su padre "cada vez mejor anímicamente, desprogramado". (Foto: UNO) 

 

"Siempre estos sicópatas usan una doctrina que es un cóctel de cosas, que van desde Carlos Castaneda al apocalipsis, mezclan todo (...) y es típico el padrón en que el líder, el gurú, le exige a los miembros casi un celibato, menos él. Detrás de esto está la adquisición del poder total: sexual, económico, etcétera", indicó.

A consecuencia de esto los miembros de la secta estaban "en una absoluta enajenación mental. De hecho, (Pablo) me cuenta que una de las cosas que más le dolió fue, dos meses después de haberse arrancado, darse cuenta de que la guagua (sacrificada) no era Lucifer. Recién ahí viene a caer (en cuenta)", relató Jaime Undurraga.

Vulnerabilidad emocional

El profesional explicó que con su libro quiso advertir que nadie está libre de "caer en las garras de un sicópata de este tipo", pese a tener una buena situación económica y social: "No es casual que uno vea a una cantidad enorme de jóvenes que parecen tenerlo todo, pero no le ven sentido a las cosas", planteó.

"Es importante entender que éste es un tema que ocurre por vulnerabilidades emocionales, no es por cuociente intelectual. Puede ser (la persona) un Premio Nobel de Física, pero si está vulnerable emocionalmente", está expuesto, indicó.

En el caso de su hijo, Pablo, aseguró que "siempre fue muy sensible" y hacia el final del colegio "cayó en una depresión por dos años".

Una vez hecho público el escándalo del crimen "Pablo me decía que una de las cosas que le produjo la atracción a esto (la secta) era una ansiedad espiritual sin respuesta".

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