La Fiscalía Oriente pedirá 32 años de cárcel para madre acusada de un parricidio consumado de un bebé de cuatro meses y otro frustrado, durante el juicio que se realizará este miércoles 18 de diciembre.
La mujer, identificada como Lorena Espinoza Cáceres, inyectaba a sus hijos tramadol, un derivado del opio que es utilizado en tratamientos contra el cáncer y que, entre sus efectos, provoca náuseas y alteraciones cardiovasculares y al sistema nervioso.
El hecho se detectó cuando el 30 de marzo de 2011 la médico Catalina Foster visitó al menor de cuatro años, hijo de la imputada, que llevaba 15 días en el Hospital Metropolitano con un cuadro de dolor abdominal y convulsiones que no mejoraba.
En aquel momento, mientras se intentaba estabilizar al niño, se detectó que la intravenosa tenía alteraciones, lo que indicaba que había sido manipulada por un tercero. Al revisar el historial de visitas, se detectó que la persona que había estado ahí ese día era la madre del menor.
El hecho de inmediato fue asociado a la muerte de otro hijo de la mujer, un menor de cuatro meses, quien dos años antes llegó hasta el hospital con los mismos síntomas que presentaba el niño hospitalizado.
Tras dos años de investigación, el Ministerio Público concluyó que la mujer, madre de cuatro hijos, tenía participación en los hechos.
El fiscal de la zona oriente, Álvaro Pérez, indicó a El Mercurio que "la imputada presentaría el síndrome de Münchhausen, sin embargo se estableció a través de peritos del SML que es imputable ante la ley".
Dicho síndrome es un trastorno mental en el que la madre le crea dolencias a sus hijos para que éstos padezcan siempre enfermos y así ella como madre tenga un rol importante y de relevancia social.