Entender la difícil situación que viven muchas mujeres, niñas y adolescentes e invertir en su salud y su desarrollo durante la próxima década es clave para el futuro de todo el mundo.
Así lo aseguró este viernes la ex Presidenta Michelle Bachelet en una entrevista con la agencia EFE en la sede de Naciones Unidas, donde pronunció una conferencia sobre este asunto.
Bachelet -que copreside un grupo de alto nivel de la ONU para mejorar la salud de la mujer, niñez y adolescencia- insistió en que invertir en este ámbito es fundamental.
Para ello, lo primero es "visibilizar" la desigualdad a la que se enfrentan muchas mujeres y niñas, algo que ayudará a convencer a los responsables políticos de que hay que dar destinar recursos a ciertas medidas, destacó.
Según Bachelet, "no hay un menú tipo" y las acciones necesarias son diferentes en cada país, pero sí hay una serie de cosas que "funcionan" claramente.
"Funciona tener acceso a la salud, tener acceso a la educación, a los servicios básicos, al agua potable, que el niño pueda ser niño y no tenga que ir a trabajar tempranamente", enumeró como ejemplos.
Inversión como estrategia clave
Invertir en esos servicios sociales básicos es uno de los pilares de la estrategia diseñada por la ONU, que se ha fijado ambiciosos objetivos como el de poner fin a todas las muertes maternas, neonatales e infantiles evitables para 2030.
Para tener éxito, Bachelet apuesta por revisar los modelos de salud y restar prioridad a los hospitales y a la "mercantilización", en beneficio de la atención primaria, una forma más barata de dar acceso a cuidados sanitarios a una gran mayoría de personas.
"Yo diría que eso es un elemento clave, el poder contar con una atención primaria de la mejor calidad posible", apuntó.
Otro aspecto fundamental, aseguró, es la educación sexual, con el fin de reducir los embarazos adolescentes y otras situaciones que dificultan el desarrollo de las jóvenes.
Cambios en protocolo de aborto en tres causales
Bachelet recordó que a menudo, cuando una chica queda embarazada abandona la escuela y, con ello, pierde oportunidades de por vida, tanto para ella como para sus hijos.
En ese ámbito, la ex Presidenta defendió la necesidad de que los Estados ofrezcan "opciones" para la interrupción del embarazo.
"Yo creo que es legítimo tener distintas visiones sobre esta temática, lo que creo que no es legítimo es que los Estados no entreguen opciones a las mujeres que les permitan, de acuerdo a sus propias condiciones personales, familiares, a sus propias creencias, tomar las decisiones que les competen", apuntó.
Bachelet, cuyo Gobierno aprobó la ley que despenalizó en Chile el aborto en tres casos específicos, aseguró que en este ámbito hay mucho "prejuicio".
"El tipo de argumentación que se usa muchas veces es algo que, de verdad, no tiene ningún sentido. Yo insisto, las personas pueden tener opciones distintas, pero lo importante es que tengan opciones", señaló.
Preguntada por la decisión del nuevo Ejecutivo de modificar el protocolo de objeción de conciencia que regula las situaciones en las que médicos e instituciones pueden negarse a practicar un aborto, Bachelet confió en que se "revise con prudencia".
"Lo que nosotros buscamos es que no se restrinjan derechos que se habían logrado para las mujeres en Chile", dijo sobre el cambio, que permitirá a las instituciones privadas que se nieguen a practicar abortos seguir recibiendo los aportes que entrega el Estado para prestaciones obstétricas y ginecológicas.
Importancia de movimientos sociales
Frente a los mensajes muy conservadores en estos ámbitos que suenan con fuerza en numerosos países, Bachelet considera que ese no es el sentir mayoritario de la población.
Al contrario, lo que sí ve es un cambio en el sentir de las mujeres con respecto a la discriminación que sufren, canalizado en movimientos contra el acoso como #MeToo ("Yo también") o contra la violencia de género como #NiUnaMás y #NiUna Menos.
"Yo creo que hoy día las nuevas generaciones no aceptan lo que antes era tolerable", explica Bachelet, que fue entre 2010 y 2013 la primera directora ejecutiva de ONU Mujeres.
A su juicio, existe una "toma de conciencia" y una "movilización" que van a tener consecuencias.
"Hay una mucho mayor conciencia de que eso no es aceptable y que va a tener el castigo social y el castigo legal que corresponde", asegura.