En "Derecho administrativo general", el hoy jefe del organismo parece darle la razón a la removida Dorothy Pérez.
La Contraloría General de la República, con Jorge Bermúdez a la cabeza, ha protagonizado esta semana una inédita y mediática lucha de poder.
El miércoles por la mañana se conoció la decisión del contralor de pedirle la renuncia a la subcontralora Dorothy Pérez, junto con la negativa de esta a efectuarla.
Horas más tarde el propio Bermúdez informó que había decidido remover a Pérez por vía administrativa, al declarar la vacancia del cargo, y el jueves se oficializó el nombre de su reemplazante, María Soledad Frindt.
Mientras Dorothy Pérez ya alista un contraataque judicial, representada por el abogado Ciro Colombara, surgen dudas en torno a un aparente cambio de opinión del mandamás del organismo.
En libro publicado el año 2010, reeditado varias veces y titulado "Derecho administrativo general", el académico da cuenta de la inamovilidad del contralor y del subcontralor.
Al describir "la organización interna de la CGR", Bermúdez anota que "el Contralor, junto con el subcontralor, goza de las prerrogativas e inamovilidad que se señalan para los miembros de los tribunales superiores de justicia".
"En efecto, el Contralor es inamovible y sólo puede ser removido de su cargo como consecuencia de un juicio político; por notable abandono de sus deberes; por juicio de amovilidad, teniendo como causas las señaladas para los ministros de la Corte Suprema, que debe ser tramitado, de igual manera que para los ministros de los tribunales superiores de justicia, correspondiendo la remoción al Presidente de la República; y por renuncia", escribía entonces el académico.
Más adelante en el mismo libro, Jorge Bermúdez escribe que el subcontralor "subroga al Contralor en caso de ausencia o vacancia" y "puede ser objeto de juicio de amovilidad".
