Las bandas criminales y grupos narcotraficantes dejaron atrás las armas hechizas y se están equipando con armas de alto calibre que van desde pistolas Glock hasta subametralladoras UZI.
Esto queda en evidencia según los últimos hechos policiales: el imputado que mató a un carabinero en La Pintana lo hizo con una Glock 9 mm. Mientras, en lo que va del año, el OS-9 ha incautado 75 armas de fuego, todas de marca, ninguna artesanal.
¿Dónde y cómo se están armando? Según información del diario La Tercera, la Fiscalía Sur ha detectado distintos focos de abastecimiento, donde uno de ellos es el de los testaferros, en que se usa a una persona sin antecedentes que se anota en un club de tiro, lo que automáticamente le da autorización para inscribir ocho armas.
Una vez registradas, las venden o arriendan a organizaciones criminales.
"Palos blancos" y robos a FF.AA.
Una de las investigaciones en que se estaría usando a testaferros -plantea La Tercera- es el caso de una armería en calle Alonso de Ovalle, donde hace dos semanas, tras el allanamiento, Carabineros detectó que tenían un club de tiro con más de 500 inscritos.
En tanto, los recintos policiales y militares también han sido víctimas de robos y de pérdidas de armas: en mayo del año pasado se perdieron 20 armas de la Escuela de Formación de Carabineros, algunas de alto calibre, como subametralladoras UZI.
"El tener mayor capacidad para adquirir armas, ya sea por asaltos o tráfico de drogas, a estas organizaciones les permite ir mejorando mejor su armamento para defender el territorio", explicó al diario el jefe del Departamento OS-9 de Carabineros, Francisco Villarroel.
"Además, a medida que estos grupos fueron en aumento en número e incrementando su poder adquisitivo, fueron mejorando estas armas", agregó.