Francisca, apoderada de una de las víctimas de supuestos abusos sexuales en el Colegio Apoquindo, dijo en Una Nueva Mañana en Cooperativa que es incomprensible la decisión de la jueza de garantía en este caso de dejar en libertad a los acusados de los delitos que se habrían cometido en una casa al interior del patio de preescolares y fueron revelados en junio de 2012.
Este martes la jueza Andrea Díaz decretó que Esteban Moya y Margarita Villegas, ex auxiliares del establecimiento, abandonaran la prisión preventiva, situación que es analizada este jueves por la Corte de Apelaciones, el abogado de la Fiscalía, Nicolás Calvo, el querellante, Ciro Colombara, y el defensor de los imputados, Silverio Fuentes.
"Para nosotros no tiene explicación la decisión de la jueza porque si lees los informes que hacen las sicólogas del Cavas, del Servicio Médico Legal, que son los que se supone están en el sistema para calificar este tipo de delitos, los medios que la justicia pone a disposición de cualquier familia que sufre estas atrocidades, en todos los abusos fueron comprobados, tanto los abusos como las violaciones de todos los niños que participan en las querellas", expuso Francisca.
"Los niños describen la casa con lujo de detalles. Durante los recreos y horas de almuerzo los niños eran llevados a esta casa donde sucedían los abusos. A pesar de que los imputados afirman que los niños nunca estuvieron ahí, ellos sabían detalles de colores, dibujaron el interior de la casa. La jueza no tuvo consideración de nada de lo que está en la carpeta", agregó la apoderada.
"Los niños contaron cómo sucedieron las violaciones y el SML las comprobó. Son muchos niños, no solo seis, los que fueron a declarar a la fiscalía. Todos tienen relatos coincidentes de los abusos", detalló.
Parte de la rutina escolar
Francisca planteó que están seguros de la culpabilidad de los acusados: "Ojalá esto no hubiese pasado, que nuestros niños nunca hubieran pasado por esto, ojalá hubiese dado todo negativo, no hubiese habido ningún relato. No podemos no creerles a nuestros niños".
"Son hechos reiterados que se hicieron parte de la rutina escolar. Están las declaraciones de las profesoras que decían que los niños no estaban en clases. Hay relatos de apoderados que decían que los llamaban para preguntarles por qué habían retirado a los niños y ellos decían que los niños estaban en clases", reveló la entrevistada.
"Esto se hizo tan habitual para los niños que finalmente no era extraño, en algún momento de la semana les tocaba ir, como una hora más de clases. En las noches no duermo preguntándome cómo no me di cuenta", sentenció la apoderada.