"Es factible", señaló el fiscal que lleva la investigación, Alejandro Sánchez.
El cuerpo del joven fue hallado en una ladera del cerro Lo Prado.
El fiscal Alejandro Sánchez, que lleva adelante la investigación por la muerte de Bastián Bravo, señaló que un accidente está entre las hipótesis de la causa de muerte.
Sánchez emitió estas declaraciones una vez que la propia Fiscalía y la PDI confirmaran que el cuerpo hallado el martes en una ladera del cerro Lo Prado correspondía al joven de 20 años y comentó las marcas que presentaba el cadáver.
"El cuerpo presentaba algunas contusiones, también algunas lesiones en la región occipital de la cabeza, también a nivel de tórax presentaba una herida apreciable y en la cara anterior derecha del muslo derecho", dijo el persecutor.
"No me atrevo a plantear un suicidio, primero, por prudencia, porque es factible que haya sido un accidente", enfatizó.
A su vez, el jefe del Laboratorio de Criminalística de la PDI, el prefecto Igor Trostel, sostuvo que la certeza de la identidad del cadáver es completa.
"La certeza de la identificación es de un 100 por ciento, o sea corresponde a Bastián Bravo", indicó Trostel.
"Primero, cerrar un capítulo en el sentido de decir que la víctima que andaban buscando es ella. Posteriormente vienen estos otros tipos de análisis que apunta a despejar esa duda si es que hay o no intervención de terceros, pero es parte de la investigación que nace de aquí", recalcó.
"Sufría delirios místicos"
La desaparición del joven salió a la luz pública luego que sus padres concurrieran a un matinal de televisión a relatar el hecho.
Esta dejó al descubierto un historial de abusos de los que habría sido víctima su hermana menor por parte de los padres.
En busca de antecedentes, funcionarios de la PDI concurrieron hasta el domicilio de Bastián, donde procedieron a periciar un computador, en el que encontraron imágenes que daban cuenta del ilícito del que era objeto la niña.
El abandono de sus padres que sufrió Bastián Bravo tuvo efectos en su perfil sicológico, según el perito, subcomisario Cristóbal Jiménez, quien dio cuenta de un joven con una personalidad limítrofe, que "no escatima en tomar riesgos".
"Presentaba desde su temprana infancia problemas de vínculo con la figura materna, debido al abandono de ésta, lo cual a la larga lo va determinando. Meses antes a su desaparición había instalado en él una suerte de delirio de orden místico asociado a la llegada de Dios, al fin del mundo", explicó Jiménez.
"Es una huída que está más bien motivada por su delirio que tiene instalado, es una búsqueda más de una trascendencia", resaltó el subcomisario.
