Un conjunto de iglesias de madera declaradas Patrimonio Mundial, leyendas populares sobre brujos y criaturas míticas, preparaciones gastronómicas ancestrales y más de 250 variedades nativas de papas: Chiloé es un archipiélago de una riqueza cultural única que busca posicionarse como destino de turismo rural. De los vocablos en mapudungún (lengua mapuche) "cura" (piedra) y "antu" (sol), el curanto es uno de los grandes atractivos de la cultura chilota y consiste en verter papas, carnes, embutidos y mariscos a un pozo cavado en la tierra, cubierto de piedras calentadas a las brasas y de hojas de nalca.
Gracias a las papas ancestrales, Chiloé es el único territorio chileno que fue incluido en los Sistemas Importantes del Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM), una iniciativa de la FAO que reconoce agroecosistemas gestionados de manera sostenible por agricultores, con una alta biodiversidad y conocimientos tradicionales.