Investigadores del Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (IDEAL), de la Universidad Austral de Chile, realizaron diversos experimentos con anfípodos, también conocidos como pulgas de mar, y que son un alimento vital para varias especies que habitan en la Antártica.
El estudio midió la capacidad de adaptación a altas temperaturas de la especie Gondogeneia antarctica, ante un escenario de cambio climático. No obstante, se encontraron con un complejo panorama: Ninguno de los ejemplares sobrevivió a más de 10 grados Celsius.
La posible desaparición de los anfípodos sería perjudicial para quienes se alimentan de ellos, en su mayoría peces, los que estarían mucho más vulnerables considerando el aumento de las temperaturas a nivel global.
Además, estas pulgas de mar también se verían afectadas por el derretimiento de los glaciares antárticos, provocando que entre agua dulce al océano.
"Los anfípodos viven asociados a piedras, rocas y algas. Cuando los hielos se derriten, se ven expuestos a un cambio de la salinidad del agua en el que habitan. (Ellos) resultaron ser más sensibles que los peces" explicó el Dr. Kurt Paschke, jefe del proyecto.