El Instituto de Investigaciones Agropecuarias INIA Kampenaike inició las faenas para cosechar las cuatro hectáreas de papas semilla certificada que fueron sembradas en octubre del año pasado en el centro experimental de la institución, ubicado a unos 60 kilómetros al noroeste de Punta Arenas.
El programa llamado "Programa de Transferencia y Aplicación de Tecnología para potenciar la producción de papas en la Agricultura de Magallanes" es financiado por el GORE y que busca abastecer de semillas certificadas a la totalidad de los pequeños y medianos agricultores productores de papa de la región.
Carolla Martínez, coordinadora del programa también conocido como "Papas 2", detalló que "estamos cosechando dos variedades de papas que son muy productivas y con características culinarias diferentes. Tenemos por un lado la variedad Yagana INIA, que es una papa blanca de pulpa amarilla, usada principalmente para producción de papas fritas y la otra variedad que se llama Patagonia INIA, es para consumo en fresco, en preparaciones como puré".
La producción estimada es de 30 mil a 40 mil kilos de papa semilla certificada, los cuales serán distribuidos entre los 300 agricultores de la región a contar de septiembre.
AUTOABASTECIMIENTO DEL MERCADO LOCAL CON PRODUCTOS AGRÍCOLAS
En tanto, Francisco Sales, director regional del INIA Kampenaike, destacó que "en momentos de crisis sanitaria, como el que está viviendo el mundo, el país y la región a raíz de esta pandemia que nos afecta, es cuando programas como éste cobran relevancia".
"Todos pueden apreciar la visión de las investigadoras e investigadores de INIA, que tiene relación con la promoción del autoabastecimiento del mercado local con productos agrícolas, con altos estándares de calidad, lo que va en la línea de conseguir una autonomía y soberanía agroalimentaria para la región, que es lo que INIA viene trabajando desde que se instaló en Kampenaike", añadió la autoridad.
Se contempla que la cosecha dure alrededor de 20 días, por lo que se realizó un único rol de turnos para evitar que los operarios tuvieran que circular entre el campo y la ciudad a diario, con el objeto de disminuir el riesgo de contagio de Covid-19 en una de las regiones más afectadas por la pandemia.